Dialoguemos
La pandemia de la covid-19 nos ha sumido en una profunda crisis, contra la cual todos venimos luchando; la economía y las finanzas -a todo nivel- se encuentran en la misma situación; lo que también nos debe preocupar es la crisis política, hemos perdido la capacidad de afrontar los conflictos tal como se presentan, no somos capaces de identificar la verdadera causa, identificar a los protagonistas centrales y buscar, con ellos, la solución.
Los actores clave, ahora, son los “grupos”; éstos pueden representar a colectivos sociales, políticos, económicos, militares, religiosos, etcétera; es necesario saber cómo lidiar con ellos, conocer su lenguaje, saber cuándo y cómo hablarles. Los conflictos ahora ya no se dan entre países, se dan dentro de los países, donde no puede usarse la diplomacia; la razón de ser de estos protagonistas es la representación de ciertos intereses dentro de un país, extendiéndose en algunos casos a los países vecinos o afines.
Este tipo de conflicto moderno dentro del Estado no puede ser resuelto por la fuerza, quizá se necesite usar estrategias militares, pero no se debe usar el poder de las armas; lo que se requiere es una solución política; al no ser un conflicto tradicional, no puede utilizarse la diplomacia tradicional, muchas veces con el gobierno ajeno a los sucesos o parcializado hacia determinado grupo. Los problemas actuales no van a ser resueltos por la fuerza, sino con perseverancia, centrándonos en el tema político y buscando soluciones políticas; no se necesitan actores extranjeros, nosotros -los peruanos- debemos resolver nuestros problemas; obviamente el proceso de solución debe ser diferente, donde se incluya a nuestro real tejido social.
Para dialogar no se requiere ser neutral, tampoco estar de acuerdo con la posición del otro; el problema radica en no expresarse, si no lo hacemos no podemos involucrar a la otra parte; debemos ser conscientes que nos vamos a involucrar con alguien que está en desacuerdo con nosotros; llevemos siempre presente que no nos amistamos con nuestros amigos sino con nuestros enemigos. Los grupos están tomando las calles, algo que no veíamos hace tiempo, contra ellos no se puede aplicar el autoritarismo, tampoco etiquetarlos como terroristas (sean de derecha o de izquierda), simplemente ejercen su derecho a la expresión y a la protesta.
“Conversar no es pactar” sentenciaba un viejo líder aprista; hablar no es malo, siempre que se haga de la forma correcta, dejando en claro que el diálogo no significa estar de acuerdo; los derechos de las minorías serán respetados en la medida que respetemos los derechos de las mayorías; no podemos hablar de democracia si no queremos dialogar con todos los grupos representativos; tenemos que ser capaces de conversar con todos los grupos, podemos hablar de diversas formas, buscando siempre las soluciones. Si nos resistimos a hablar con estos grupos, la radicalización se incrementará, irán por la senda de la violencia; demostremos que avanzar hacia la democracia es avanzar hacia la participación, con estándares civilizados, propios de nuestro tiempo.
Aprendamos de los errores del pasado, sabemos que el diálogo no es fácil, ni entre personas ni entre grupos, pero es muy necesario; los conflictos políticos se resuelven políticamente, procuremos que la otra parte recoja mis puntos de vista, que comprenda mis opiniones y mis valores; para ello debo enviar la señal de estar predispuesto a recibir la señal del otro lado; utilicemos la estrategia de la participación y el diálogo, basados en principios. Nuestra sociedad cada vez es más compleja y requiere que mejoremos nuestras habilidades de comunicación para poder lidiar con nuestros problemas y poder construir un Perú más grande y más sólido. ¡Tenemos que hablar!
Para más información, adquiere nuestra versión impresa o suscríbete a nuestra versión digital AQUÍ.
Puedes encontrar más contenido como este siguiéndonos en nuestras redes sociales de Facebook, Twitter e Instagram.