Difícil estar en todas
La corrupción y la trafa en el Ministerio Público es de tal magnitud que es imposible realizar un balance al día de hoy, detenerse y tomar acciones al respecto. Aún no conocemos toda la mugre existente. Si la suspendida Fiscal de la Nación vuelve a su puesto, tal vez se podría hacer algo. Difícil de predecirlo. Mientras tanto, los casos de gran corrupción: Ollanta Humala y Nadine Heredia, Susana Villarán, Martín Vizcarra, Cuellos Blancos, Odebrecht, Sada Goray, duermen el sueño de los justos y de la triquiñuela procesal.
Los manejan una red de fiscales perfectamente identificados, altamente sinvergüenzas, aliados de la deshonestidad, difíciles de remover. Como diría Galileo, “e pur si muove” (sin embargo, se mueve). Imposible negar la descomposición de la Fiscalía. Pero el día a día sigue su curso y lamentablemente no se atiende como se debería. La prensa tiene que ser un pulpo para estar atenta a todos los problemas que vive nuestro país. El Congreso, de gran corruptela, se ocupa de algunos temas, el Ejecutivo vive ajeno a esta situación y el Poder Judicial es la lentitud con patas.
La denuncia de un medio local sobre más de 300 taxistas del aeropuerto que tienen denuncia policial, revela una realidad penosa para la seguridad y el turismo. No es reciente, además. En el aeropuerto hay dos carriles (los cercanos a las puertas de ingreso al embarque) usados por taxis supuestamente de concesión. Ahí se vive un mundo feliz, mientras que, en otras vías, donde también hay taxistas, reina el caos y la congestión vehicular.
Ante el problema, se produjo un diálogo de sordos entre Ositran, la Autoridad de Transporte Urbano (ATU) y Lima Airport Partners (LAP), una verdadera Babel. Se culpan unos a otros y el problema no se resuelve. Nos mordemos la cola y el perjudicado es el ciudadano, amén del turista que, con razón, no entiende, ni debe entender el ‘chongo’ nacional que hay ahí. Está bueno culantro (que seamos tercer mundo), pero no tanto. Solo pierde el Perú. A nadie le gusta desembarcar en una jungla de inseguridad.
Otro asunto, no menor, que saltó esta semana fue la prescripción de la norma que obligaba a las farmacias a vender medicamentos genéricos, como debe ser. A las boticas, (negocio privado), no les conviene esto porque el margen de ganancia por los genéricos es mínimo. El Ministerio de Salud, lento e indiferente a lo que se venía, recién propone un proyecto de ley para que se expenda en farmacias un 30% de esos productos. Entró a tallar el Congreso y la Babel se volvió inmensa. Los afectados, los pacientes.
En el Perú aún no se desface el siguiente misterio: por qué las medicinas son tan, pero tan caras, respecto a otros países. Es común pedirles a amigos que viajan que traigan remedios para la presión o para la acidez, de España o Chile por citar algunos. Otro arcano es el altísimo precio que se colocan a los productos médicos en las clínicas. Cosas de los seguros y la vida sigue, si es que tiene dinero para pagar lo que le piden por los fármacos. Ciertamente la extorsión es una plaga mayor, peor que el dengue, que no analizamos aquí por ser palabras mayores. Puso de cabeza al país.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.