«Don Dante Alighieri»
Recuerdo a papá narrándonos las aventuras de un famoso sacerdote trujillano, quien lamentaba cómo los parroquianos le decían “padre”, excepto sus hijos. “Todos me dicen padre, y ellos, por quienes cambiaría todo lo que tengo, me llaman tío”, cuenta que se quejaba el prelado. Parece broma, pero era verdad. Algo similar ocurrió en Santa Cruz, Bolivia. Hace tres semanas, mientras nos dirigíamos al Fuerte de Samaipata, nuestro anfitrión nos narraba las aventuras del cardenal Toribio Porco, quien ocupaba las portadas de los diarios acusado no solo de tener un sinnúmero de hijos, sino de ser un acaudalado propietario de no pocos inmuebles. “No quería que lo asciendan porque temía estar en el ojo de la tormenta”, afirmaba nuestro anfitrión. “Dicho y hecho, ahora son públicos sus bienes y sus hijos”, expresaba.
Amado Muñoz Cuchca, el poeta, catedrático y autor de textos escolares, nacido en la región Amazonas, me convocó hace unos días para que presente su primera novela. La invitación significó una sorpresa. Conozco a Amado hace veinte años, sé de su labor como promotor cultural, he leído sus obras, sin embargo, nunca me comentó que escribía narrativa. “Don Dante Alighieri“ es el título de su primera novela; un libro al que ingresé con sospecha.¿Qué habría escrito Muñoz? ¿Acaso la típica novela en primera persona que parte de un hecho personal para mezclarlo con la ficción? No fue así. Para empezar, Amado Muñoz Cuchca ha definido muy bien a su protagonista: Agapito Tuesta, “el padre Pito”, un hombre inescrupuloso, rechoncho, de mediana estatura y nariz aguileña. Avaro entre los avaros, capaz de lucrar con la muerte. A los deudos les ofrecía enterrar a sus difuntos en un cementerio que dividió en “infierno”, “purgatorio” y “paraíso”: de “su generosidad” dependía dónde reposarían.
Padre de cuatro hijos, fue incapaz de heredar su fortuna, de allí que la criada le robara y el narrador nos entrega un impactante aguafuerte: el cuerpo sin vida del padre Pito abrazado al baúl vacío donde escondía sus riquezas. Se trata de una novela que recoge mucho del inconsciente de un país que vive entre pillos e inocentes.
Agapito Tuesta puede ser no solo el sacerdote de alguna capilla de provincia, sino también el alcalde que contrata a sus familiares o el congresista mocha sueldo. Si bien, la trama es divertida, se trata de una novela de denuncia en la que el protagonista es un bello pretexto para describir los usos y las formas de quienes detentan el poder.
Amado Muñoz ha tenido el coraje de escribir sobre un miembro de la iglesia católica, hijo de un obispo, maltratado en su niñez por una profesora de escuela pública, amante de una mujer infiel y, aun así, querido por muchos; tal como sucede con no pocos hombres públicos quienes, mientras la justicia les pisa los talones, tienen el aplauso y el voto de la ciudadanía. “Don Dante Alighieri” es una muy recomendable primera novela de un narrador que ha sabido cuidar su historia. Prueba de ello es la forma como ha distribuido sus capítulos, la facilidad con la que se deja leer y, por supuesto, la presencia del maestro universitario que no deja de entregarnos sus lecciones.
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