Dos años de Boluarte: Mediocridad y parálisis
¿Cuál es el balance de la gestión de la presidenta Dina Boluarte a dos años de inicio de su gobierno? El pasado 7 de diciembre este gobierno cumplió dos años, y sorprendentemente casi no se ha difundido un análisis sobre ello. Aquí planteo una evaluación breve en algunos aspectos clave:
0. Relación con el Parlamento
Esta relación define toda la gestión, marcada por la “sobrevivencia cruzada”: ni el Parlamento fiscaliza al Gobierno ni el Ejecutivo toma decisiones que puedan incomodar al Congreso. Ambos conviven en un esquema de co-gobierno, especialmente con APP de César Acuña y Fuerza Popular de Keiko Fujimori. Acuña incluso cuenta con su ministro (César Vásquez, en Salud) y varios altos funcionarios, incluyendo embajadores.
Sin embargo, si Boluarte llegara a convocar elecciones en marzo o abril, la discusión sobre su vacancia podría ganar seriedad. Sus actuales aliados podrían considerar la posibilidad de prescindir de ella.
1. Moral y simbólico
La corrupción, impulsada por la falta de fiscalización parlamentaria, comienza a ser una marca del régimen. Escándalos como el del “Rolex”, los cuestionamientos sobre la contratación de allegadas a Otárola, y el caso del hermano Nicanor han golpeado la imagen del gobierno. La negativa a esclarecer las muertes de los 50 fallecidos en las protestas ha cerrado cualquier posibilidad de apoyo en el sur del país.
2. Obras
Desde la perspectiva de infraestructura, el avance ha sido casi nulo. No se registran grandes proyectos en carreteras, hospitales, vivienda social o sistemas de agua. Todo parece estar en piloto automático. El único logro relevante ha sido el reconocimiento de Majes-Siguas II como un proyecto de rango nacional.
3. Manejo económico
No se han adoptado medidas significativas para promover créditos que impulsen la economía popular ni para atraer grandes inversiones extranjeras. El megaproyecto del puerto de Chancay, aunque relevante, no es atribuible a este gobierno. Los trenes anunciados, que llegarán desde Estados Unidos, son una iniciativa municipal liderada por Rafael López Aliaga y no del gobierno central.
4. Democrático
El principal contraste positivo frente al gobierno de Pedro Castillo es que Boluarte no ha intentado un golpe de Estado. Sin embargo, su relación con la prensa ha sido problemática, con largos periodos sin declaraciones y poca transparencia. Esto no favorece una percepción de gobierno democrático.
5. Seguridad ciudadana
Este es el aspecto más crítico de la gestión y el principal problema social del país. La ausencia de liderazgo de Boluarte y la mala gestión del ministro del Interior han generado una sensación de abandono total frente a la creciente criminalidad.
Conclusión
Con este análisis, queda claro que el gobierno de Dina Boluarte puede ser definido como mediocre y lento, además de estar marcado por la frivolidad y la corrupción.
Aprovecho esta tribuna en Diario Expreso para destacar una propuesta interesante en materia de seguridad planteada por Hernán Garrido Lecca. Sugiere integrar a los repartidores privados (Rappi, Pedidos Ya, entre otros) en una estrategia de recolección de información e inteligencia sobre actividad criminal. Este enfoque ilustra cómo aprovechar los recursos de toda la sociedad para combatir la delincuencia.
En las próximas horas, presentaré un análisis sobre seguridad y agenda social en José Gálvez, VMT, gracias a la iniciativa de Julio Cárdenas, un destacado líder popular de la zona.
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