“e-POWER”
Los estudios prospectivos concluyen que en el siglo XX el poder estuvo en manos del gobierno, en lo que va del presente siglo pasó a las corporaciones y, en el futuro, pasará a las personas. Pero ¿qué tendría que suceder para que ello ocurra?
A veces olvidamos que las empresas están al servicio de las personas, y nosotros como personas tenemos la posibilidad de establecer el modelo de gobernabilidad que queremos en el futuro. Es evidente que los gobiernos, paulatinamente, han ido cediendo poder a las compañías, por ejemplo: internet no reposa sobre el sistema de Estado-nación, los gobiernos no tienen poder sobre ella, esta no es ni nacional ni internacional, es transnacional; las compañías son las que moldean la economía y moldean la sociedad y los gobiernos son incapaces de hacer algo frente a ello.
Las reglas que gobiernan a internet se han ido construyendo, básicamente, con la práctica, en lo que podría llamarse la autorregulación: nombres de dominio, números IP, etc.; sin embargo, ¿qué pasa con la privacidad, la seguridad, etc.? Para proteger estos derechos fundamentales debe existir cooperación entre el Gobierno, las compañías y los usuarios a fin de definir cómo será el avance de este nuevo orden digital; ¿cómo lograr el consenso de intereses tan dispersos? Las compañías siempre dirán que su prioridad son los intereses de los usuarios, pero las personas no compartirían tal posición; esta situación ha traído consigo la preocupación cada vez mayor de las empresas, a pesar de no hacerse responsables por considerarse tan solo “plataformas tecnológicas” sin responsabilidad sobre el contenido o el abuso de las mismas; por otro lado, el Gobierno también muestra su preocupación por algo que no debería darse y que debería estar regulado, es así que se ha suscrito el Convenio de Budapest (entre otros), al que nuestro Estado Peruano acaba de adherirse.
Si vemos el futuro con optimismo, podríamos decir que las personas seremos los administradores del nuevo mundo digital, asumiendo nuestra responsabilidad como tales de nuestro espacio digital; debemos impulsar que cada estudiante universitario de las carreras vinculadas a las nuevas tecnologías tenga consigo el sentido de responsabilidad y administración sobre lo que está desarrollando, una suerte de juramento hipocrático, al que podríamos llamar “juramento tecnocrático” que no sería otra cosa que el compromiso por y para los demás. Los gobiernos y las corporaciones seguirán en su juego del poder, pero ya es el momento que nosotros –la ciudadanía– tengamos participación en dicho juego, de lo contrario llevaremos la peor parte.
Debemos estar atentos a todo lo que viene aconteciendo en el nuevo mundo digital, hemos tenido éxito en la lucha contra las armas nucleares, desechándolas por su gran peligro, ¿nos hemos puesto a pensar en el uso de las nuevas “armas digitales”? Es innegable el vertiginoso avance de la militarización del espacio digital, algo que nos debería preocupar sobremanera, amén de la nueva guerra fría: el uso de la inteligencia artificial.
En conclusión, la sociedad debe ser la principal beneficiada con el uso de las nuevas tecnologías, si bien las compañías tecnológicas administran el poder para moldear las vidas y la economía, la ciudadanía debe reclamar su presencia, participación y cuota de poder en el nuevo mundo digital.
Willy Ramírez Chávarry
Ph.D. in Business Administration, Doctor en Derecho
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