Educar para minimizar el impacto del microplástico
El inicio del nuevo año reveló la tragedia ambiental producida por los 270 contenedores que cayeron del carguero MSC Zoe, después de afrontar una fuerte tormenta en el Mar del Norte, con diversos objetos y sustancias peligrosas, que debido a las corrientes marinas invadieron las islas holandesas Terschelling y Vlieland.
Casi de inmediato cientos de soldados y pobladores se dedicaron a limpiar el desastre ecológico. Sin embargo, pese a esta rápida reacción siguen apareciendo miles de objetos, plásticos y fragmentos de poliestireno. Asimismo, Greenpeace reclamó que los contenedores sean equipados con dispositivos de localización. En tanto que otros especialistas afirman que existen leyes que regulan su construcción y la forma en que deben apilarse en los cargueros.
Este siniestro ambiental deja ver que las tormentas pueden lograr romper las ataduras de los contenedores en un barco, y que según el Consejo Mundial de Transporte Marítimo, esta situación ha ocurrido en varias fechas. Solo en 2014 se estimó un promedio de pérdida anual entre 2011-13 de 2.683 contenedores, lo cual representa una catástrofe para la vida marina.
Recordemos el accidente de 1997, donde se perdieron contenedores con 5 millones de piezas de Lego, en el Reino Unido. Las piezas en lugar de quedarse en el fondo del mar, siguen llegando a las playas, y son confundidas como alimento por las tortugas marinas y aves,las cuales según investigadores tienen gran cantidad de plástico en sus estómagos; o tienen daños cuando los plásticos llegan a enredarse en sus extremidades inferiores, alas y pico. Para los entendidos de la vida marina, es posible que en 35 años el 99% de las aves marinas tendrían plástico en sus intestinos.
Asimismo, se estima que 8 millones de toneladas de basura llegan a los océanos y mares cada año; y si solo en 2015 se produjeron 322 millones de toneladas, según la ONU; es cuestión de tiempo que gran parte de ese plástico acabe en el medio ambiente, en mares y en el plancton microscópico. Solo falta, como indica un estudio de la Universidad Johns Hopkins, que las personas sean afectadas por los microplásticos del mar, ya que se estimó que los humanos pueden tener hasta 37 partículas de plástico/año procedentes de la sal. Pero si comen mariscos tendrían hasta 11,000 partículas/año.
¿Qué estamos haciendo para evitar la contaminación en los mares? Educar respetando el medio ambiente es una de las alternativas que debe priorizarse, así como insistir en que las empresas produzcan más eficientemente con menor impacto, sobre todo para el mar.