El doble discurso de la falsa ética

Sorprendente la conferencia de prensa del premier y sus ministros haciendo gala de “sapiencia ética”, recitando artículos del Código de Ética de la función pública, que Aníbal Torres ha demostrado desconocer e incumplir flagrantemente en los contratos de la empresa de su hermano, que refrigera las falsas vacunas contra la covid y próximamente contra la “viruela del mono”, cobrándole al Estado millones de soles, por lo que la pandemia continuará, el Estado de Emergencia Nacional continuará, la compra de vacunas de transmutación genética y letales continuará, y el genocidio y crímenes de lesa humanidad continuarán, porque es la única manera en que el negocio familiar continúe.

La dualidad de este discurso no resulta más chocante, que cuando el primer ministro nos acusa de envidiosos por denunciar públicamente sus gravísimo actos de transgresión ética a la función pública, y porque estos actos de corrupción tipifican delitos de negociación incompatible y de colusión agravada, arts. 384 y 399 del Código Penal, con el agravante que se materializa en la prestación de un servicio de refrigeración de “vacunas” que él sabe por diversos informes científicos que se le ha hecho llegar a través de cartas y miles de demandas judiciales, producen graves efectos adversos con enfermedades autoinmunes, lesiones de discapacidad permanente y la muerte.

Lo que además tipifica delito de genocidio, art. 319 del Código Penal, por sometimiento a una agenda de dominación extranjera, que constituye delito de traición a la Patria, art. 325 del Código Penal.

Su amenaza pública del año 2021 que los que se negasen a vacunarse no podrían ejercer sus derechos civiles, y merecerían la MUERTE CIVIL, es la prueba fehaciente de su compromiso con el sistema de poder extranjero que está sometiendo al pueblo peruano a un exterminio, con la colaboración eficaz de su gobierno, incurriendo dolosamente en crímenes de lesa humanidad.

Mientras su familia cuenta los montos de sus facturas al Estado, miles de madres peruanas abortan a sus bebés, millones de jóvenes sanos están gravemente enfermos y esterilizados, campesinos que eran fuertes ya no se pueden poner en pie ni trabajar más en el campo, cientos de miles están con VIH y cáncer generalizado y aún no se dan cuenta, y personas de todas las edades caen en discapacidad permanente y mueren todos los días, luego de inocularse las falsas vacunas, que el premier les obliga a ponerse por interminables dosis, por sus intereses inocultables.

Nunca la argumentación jurídica y política cayó tan bajo moral y éticamente.

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