El duelo
Duelo implica la pérdida no sólo de un ser querido: padres, cónyuge, hijos, un buen amigo; sino también la pérdida de un matrimonio, un empleo, una casa, auto, dinero u otro bien material, una mascota; etc. El duelo por fallecimiento y divorcio, se consideran los estresores más intensos para el ser humano. Sin embargo la muerte es la pérdida más permanente y extrema que existe.
El dolor es terrible, insoportable, incluso luego de 1 a 3 años todavía pueden aparecer crisis emocionales que no se pueden controlar.
Algunas preguntas frecuentes de los pacientes son ¿Volveré a ser feliz? ¿Recuperaré lo perdido? ¿Cuánto tiempo me durará esto? ¿Volveré amar y ser amado? ¿Cómo puedo alcanzar paz?
La Psiquis atraviesa un proceso en el que se describen etapas como: la Negación, Enojo, Regateo, Depresión y Aceptación. Cada persona lo vive de modo distinto dependiendo de su personalidad y la cultura a la que pertenece. Inicialmente un estado de shock, confusión, incredulidad, cólera, culpabilidad, llanto, extrañar intensamente lo perdido, cambios de humor, recuerdos, ensueños, deseos de aislarse. Quien está de duelo por pérdida de un ser querido tal vez imagine que oye, siente o ve al fallecido. Problemas de salud física porque se debilitan las defensas. Trámites legales por resolver, encargarse de cuentas, pagos y asuntos económicos que antes otros lo hacían; son desafíos que pueden llevar al agotamiento físico, mental y emocional. Lo peor sucederá durante los primeros meses o primer año y se sentirá mejor al cabo de dos a tres años.
Las pérdidas muchas veces ayudan a valorar mejor las cosas, a mirar con nueva perspectiva lo que de verdad importa en la vida, a examinar cómo se ha estado viviendo y a ser una mejor versión de uno mismo.
Siempre hay alguien más necesitado o en peor situación que nosotros, salga de usted mismo para colaborar con otros. En medio de su dolor puede ayudar, esto le hará sentir que todavía tiene un propósito que cumplir en la vida.
El dolor que se siente no durará para siempre, con el tiempo irá disminuyendo, la intensidad se irá reduciendo hasta alcanzar el equilibrio emocional. La sanidad emocional puede ser más lenta que cualquier reparación de daño físico. Para sobrellevar el dolor tenga paciencia, viva el día a día, sólo hace falta tener fuerzas para vivir hoy. Trate de estar acompañado, apóyese en familiares y amigos, no se aísle, aliméntese bien así tenga poco apetito, tome sol, duerma bien, las pérdidas producen cansancio y exprese su dolor a su propio ritmo, no se apresure. No abuse del alcohol ni de ansiolíticos pues este tipo de alivio es breve y trae consecuencias, aprenda nuevas habilidades, inscríbase en algún curso, practique algún pasatiempo, haga ejercicio, deje el pasado, no hable más del pasado. Inicie nuevas metas y nuevos sueños; encuentre equilibrio entre trabajar o estudiar y distraerse, programe actividades placenteras para aliviar su dolor.
No tome decisiones importantes, espere un tiempo razonable para no arrepentirse luego. Tómese un tiempo libre, días o meses para despejarse, visite lugares nuevos, haga viajes cortos o largos, cambie de rutina. Sea lo que sea que haya perdido no se juzgue, ni busque culpables. Sepa que hay mucha felicidad por delante de su vida, adáptese y acepte la situación sabiendo que pronto cambiará. No sólo pase por la experiencia de la pérdida, sino crezca y aprenda a través de ella, el resultado siempre será convertirse en una nueva y mejor persona con mayor fortaleza y más recursos para afrontar cualquier adversidad; porque la vida nos da y nos quita; nos quita y nos da.