El evangelio fue claro
Escribí mi columna ayer 6 de junio. Me he desvelado desde las 3 de la madrugada. Como todos los días escuché el evangelio y hubo una frase que me hizo pensar en hoy lunes cuando ya sepamos quién gobernará nuestro país. La frase que rescato dice “… un reino dividido eternamente no puede subsistir, una familia dividida no puede subsistir…” De inmediato, luego de oírla, reparé que el mensaje contenido en el evangelio estaba dirigido para los habitantes del Perú que hoy celebramos elecciones y que hemos tenido una campaña electoral que nos ha dividido y que ha generado infelices enfrentamientos entre familiares y amigos. La palabra de Dios nos dice que debemos ser unidos y que el lunes el candidato elegido debe trabajar para que las “heridas” causadas por el “calor” electoral se sanen.
La unidad es el reflejo de la tolerancia y de la aceptación de lo que dice una mayoría. La historia nos demuestra que sin unidad no pueden conseguirse los triunfos y que la desunión es lo que origina las derrotas.
El Perú, como casi todo el planeta, ha sufrido el retraso económico y social como consecuencia de la pandemia. La pobreza ha resurgido para muchos y por otro lado muchos hemos sufrido el dolor por las personas que nos han dejado producto de la maldita enfermedad.
El gobernante elegido debe tener la mirada puesta en el futuro y que las políticas públicas que diseñe deben ser en su mayoría transversales para que beneficien a todos sin distinción. Sin embargo, deben también estar destinadas a reducir las brechas socioeconómicas para que los sectores más deprimidos puedan encontrar mejores oportunidades para su crecimiento personal y social.
El candidato perdedor debe ser hidalgo en conocer su derrota e instar a sus seguidores a la unión nacional y demostrar que tiene grandeza. Nuestro país no se merece enfrentamientos que solo generan odios y rencores.
Dios ha de iluminar a nuestro gobernante para que sus decisiones sean las mejores y se inicien con un llamado a la unidad y reconciliación. Las crisis se enfrentan con la unidad y el país tiene muchos retos que cumplir para estar divididos.
El trabajo de reconciliación debe empezar hoy. El candidato ganador debe llamar a las diversas fuerzas políticas para tener propuestas de gobierno participativas y generen un clima de estabilidad política.
El evangelio de ayer fue muy claro “un reino dividido eternamente no puede subsistir”.
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