El Golf en la mira
El Lima Golf Club está en la mira comunista. Durante la última semana dos de pelaje rojo expresaron su anhelo de expropiar el terreno de esa casi centenaria institución, fundada en 1924.
El primero fue el estrafalario abogado Edison Peralta (‘Tito Wanka’ en las redes sociales), este asesor del congresista oficialista Guillermo Bermejo, tuiteó: “Si postulo a la alcaldía de Lima una de mis propuestas sería expropiar el Golf de San Isidro y convertirlo en el Parque Zonal María Parado de Bellido”. El otro fue el politólogo y escritor Carlos León Moya, quien en su perfil profesional de Linkedin se describe como ‘mendigo online’. No está claro si fue broma o en serio, pero el tal circuló un spot publicitario sobre su presunta candidatura a Lima. En dicha propaganda propone convertir al Golf en el Parque Zonal Juan Velasco Alvarado.
Para los acomplejados encaramados en el poder, el club es un símbolo de una élite imaginaria enemiga del ‘pueblo’, y no la proeza del ingenio que permitió darle una pincelada de color y vida a lo que podría ser tierra baldía o muerto asfalto, como Breña digamos, el distrito del Perú con menos metros cuadrados de verdor por vecino. Ajá, el lugar tan visitado por Pedro Castillo tiene apenas unos dieciocho centímetros de verde por habitante. Sería bueno que en sus próximas incursiones a la casa de su amigo Alejandro Sánchez Sánchez, en el pasaje Sarratea, el de turno siembre, aunque sea, un cactus en una bacinica.
Con sus cuarenta hectáreas, el Lima Golf Club es el área verde más extensa del casco urbano limeño y representa el 40% de todas las áreas verdes de San Isidro. Alberga dos mil y tantos árboles, alrededor de tres mil arbustos y una laguna de oxidación que dota de agua reciclada a un moderno sistema de riego.
A fines de los años noventa Óscar González, del Grupo de Aves del Perú (GAP), detectó que era refugio u hogar temporal de 34 especies de aves, pertenecientes a 19 familias, entre las que sobresalen petirrojos, cernícalos y cuculíes, entre otras. La laguna es parada obligada y ocasional de algunas garzas. Se observan, además, mamíferos como las ardillas de nuca blanca.
Ese inmenso pulmón verde ha contribuido desde los años sesenta al boom inmobiliario del distrito y a mantener el valor estable de las propiedades cercanas, aun en momentos de incertidumbre política como los actuales.
La propuesta de expropiación es populachera y tremendamente estúpida, pues los potenciales usuarios tendrían que viajar hasta cuatro horas, desde los conos de Lima, para disfrutar del espacio. En realidad, solo se intenta destruir el valor de los edificios con vista a ese club, afectando el patrimonio de cientos de familias.
El Lima Golf Club está bajo acecho. ¡No pasarán!
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