Ayer por la mañana, Dina Boluarte estrenó una nueva modalidad de Conferencia de Prensa/Mensaje a la Nación/Solapado anuncio de posible candidatura. Tres en uno por cadena nacional.
Su principal intención fue desmarcarse del fallido Golpe de Estado: “Desconozco por qué el expresidente Pedro Castillo da el Golpe de Estado”, además se justificó por asumir la presidencia: “fui parte de esa fórmula presidencial, hicimos juntos la campaña. Yo no soy diferente a esta elección del 2021, entonces, no entiendo por qué la violencia en las calles”. También quiso zafarse del mote de traidora: “Yo protegí hasta donde pude al expresidente Pedro Castillo y seguramente debe estar recordando mis palabras, le sugerí que no se presentara la cuestión de confianza y si no se hubiera presentado, seguramente él seguiría siendo presidente de la República”. Traduzcamos: fresca cual lechuga, como quien narra una hazaña moral, reveló que ella, pues, había tratado de salvarle la piel al corrupto y, feliz, hubiese seguido siendo su vice.
Enfatizó, como lo hacía el profesor, que no llegaba para robar ni cometer actos de corrupción. Y vestida de blanco, cual virginal doncella, recordó la cercanía de la Navidad y soltó una lluvia de regalos: la urea, internet para todas las escuelas en marzo de 2023, títulos de propiedad, mañana lunes, para los de ‘Barrio Chino’, en Ica, “que se han levantado y tomado la carretera, de repente no todos, un grupo violentista”. Y después mencionó todo lo que urge en nuestro país, y por lo que jamás movió un dedo mientras era vicepresidenta ni como ministra de Desarrollo e Inclusión Social, desde julio de 2021 a noviembre de 2022: agua, desagüe, pistas, electrificación y etc. Y como no podía ser de otra manera, coqueteó con Odebrecht y Graña y Montero, ofreciendo “destrabar” Chavimochic, o sea, entregarles a esas empresas saqueadoras varios cientos de millones de dólares.
Boluarte después de llamar a trabajar juntos, tender puentes y recurrir al diálogo con todas las fuerzas políticas, se lanzó contra el Congreso. Nuestra aprendiz de Cristina Kirchner afirmó no querer quedarse en el poder, ¿por qué no renuncia, entonces? Mosca ella, dio un giro de tuerca diciendo que el Ejecutivo, o sea ella, ya había cumplido con enviar al Congreso el proyecto de ley respectivo, que 80% del Perú quería nuevas elecciones, pero que los congresistas buscan trabar este adelanto mencionando la extravagante votación del viernes, en la que coincidieron camaradas y algunos derechistas. Pechó al Congreso porque este tiene la popularidad por los suelos.
Ella apareció rodeada de sus ministros, con los uniformados en primera fila, porque sabido es que la sola presencia de estos es valeriana para la élite limeña, hoy tan espantada con las manifestaciones y vandalizaciones en Lima. Y con eso todos disfrutaron su sábado, menos la población alzada, irritada y harta de tantas décadas de olvido y de mentiras, y ahora esquivando las balas dirigidas a algunos infiltrados y sediciosos.
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