ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

El Leviatán ha muerto

Imagen
Fecha Publicación: 08/05/2024 - 22:10
Escucha esta nota

Thomas Hobbes, inglés, fundador de la filosofía política moderna, representante de la corriente contractualista, en 1651 publica “El Leviatán”, proponiendo al absolutismo monárquico como el mejor tipo de gobierno para lograr la subsistencia, el orden y la seguridad social.

Hobbes sostenía que, el ser humano, en estado de naturaleza, cuando no existía la propiedad privada, ni estaba subordinado al concepto de injusticia, ejercitaba libertad plena, tomando para sí, por la fuerza, todo aquello necesario para subsistir; es decir, el ser humano, el salvaje, luchaba uno contra el otro por los recursos cada vez más escasos, imperando un constante estado de conflicto autodestructivo, siendo “El hombre el lobo del hombre”.

Así, entendiéndose que, implícitamente, existía aceptación, un acuerdo entre los individuos para ser gobernados por un poder monárquico absoluto, Hobbes retóricamente propuso a El Leviatán para contener en sociedad al hombre en base al temor que aquel infundiría, obligándolo a vivir en sociedad, en paz, bajo el imperio de la ley.

Jean Jacques Rousseau, suizo, también contractualista e importante exponente de la filosofía política moderna, sostenía que el hombre, inserto en la naturaleza, previo a la civilización, era un ser genuinamente solitario, puro, que, para satisfacer sus necesidades, respondía a sus instintos.

Desde su perspectiva, el humano primitivo, salvaje, no era ni bueno ni malo, ya que no existían parangones sociales, éticos, morales, ni leyes. Es con la aparición de la división del trabajo, del dominio de la naturaleza, que aparece la propiedad privada, la desigualdad e inician los conflictos por los recursos, la corrupción y la explotación del hombre por el hombre; de tal manera que, por un acuerdo general, al que Rousseau hace referencia en “El Contrato Social”, de 1672, se dejan de lado los impulsos, la individualidad, en beneficio de la voluntad general, instaurándose un Estado justo que evite las desigualdades.

Tal como veo las cosas, en nuestro amado Perú, El Leviatán ha muerto.

El Estado, a través del gobierno y demás instituciones no nos garantiza seguridad, no impone orden, no sanciona; El Leviatán peruano no es temido, no infunde respeto, es inmoral, no tiene valores, no respeta las leyes, se preocupa por sí mismo, es corrupto, nos quiere divididos. Los ciudadanos hemos retrocedido a ser el Buen Salvaje al que se refieren Hobbes y Rousseau; ahora nos estamos protegiendo solos, todos los días combatimos a mano armada por los recursos contra el crimen organizado; y, luchamos a mano desarmada contra la delincuencia y corrupción instalada en las municipalidades, gobiernos regionales, ministerios, hospitales, fiscalía, Poder Judicial y el Congreso.

Hermanos peruanos, el Contrato Social mediante el cual tácitamente acordamos otorgarle el poder al Estado para gobernarnos garantizando seguridad, estabilidad, orden, justicia e igualdad ha sido resuelto, ha quedado sin efecto ya que, en cada institución del Estado, sobre todo en los gobiernos regionales y alcaldías a nivel nacional, un delincuente disfrazado de político ha tomado el poder, ha tomado el gobierno para beneficio individual, desprotegiéndonos regresándonos al estadío primitivo del buen salvaje, obligándonos a luchar por nuestras vidas, a pelear unos contra los otros para conservar nuestros escasos recursos, para subsistir. En el Perú de hoy, cada peruano, cada familia está sola, está sobreviviendo a su suerte y valor.

Quijotes, en el Perú “El Leviatán” ha muerto, pretende que el peruano sea el lobo del peruano; en el Perú “El Contrato Social” ha quedado resuelto.

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookXInstagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.