El megapuerto esperado
La inauguración del megapuerto de Chancay es, sin duda, una buena noticia para nuestro país, incluyendo, por supuesto, al norte chico, convertido en centro del comercio marítimo de la cuenca del Pacífico, es decir, del espacio geográfico con más economías dinámicas por la presencia de Asia, con gigantes como China, Japón e India, además de actores emergentes como Indonesia y Vietnam. China y Perú felices, pero ¿cómo verá Estados Unidos -nuestro tradicional gran socio comercial- la alianza Shanghái-Chancay?
Por lo pronto, la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) y el Estado peruano han formalizado un acuerdo para construir en nuestro país el mayor puerto espacial de Sudamérica. El lugar elegido es la base aérea de El Pato, en Talara, Piura, donde hay eventual presencia estadounidense vinculada con asuntos geopolíticos y de cooperación militar entre nuestros países, particularmente en la lucha contra el narcotráfico, el crimen organizado y la seguridad regional.
En enero, el expresidente Donald Trump vuelve a la Casa Blanca, y es improbable que le interese que la NASA realice esta base en Perú. India, Rusia y China ya le han ganado la carrera espacial, y China ha logrado explorar la otra cara de la luna. Está claro que Estados Unidos quiere tener un ojo en el puerto más importante de la cuenca sudamericana del Pacífico, pero la administración Trump sabrá hacerlo de manera menos evidente y que resulte rentable para la gran democracia del norte.
El puerto de Chancay es hoy la mayor puerta a la cuenca del Pacífico, que tiene un equilibrio entre economías desarrolladas y emergentes, cuyo PIB combinado supera al de la cuenca Atlántica. El Pacífico, además, domina comercialmente, pues Asia es el epicentro de las cadenas de suministro globales.
Lo que hoy es una asombrosa realidad de la ingeniería tuvo su partida de nacimiento en el foro de Davos, Suiza, de 2019. Allí, bajo el lema “Una transformación, una gran oportunidad, un puerto para todo el mundo”, el 23 de enero se firmaron los acuerdos societarios entre la empresa peruana Volcan Compañía Minera S.A.A. (VOLCAN) y la empresa china Cosco Shipping Ports Limited (CSPL), con la presencia de la entonces vicepresidenta de la República, Mercedes Aráoz, y las más altas autoridades de nuestro país y de la República Popular de China.
Esos convenios permitieron el diseño, desarrollo de la ingeniería, construcción y operación de este impresionante puerto que generará nuevas oportunidades de desarrollo para nuestro país y despertará el interés de otros tantos, especialmente de los Estados Unidos, que tan olvidados ha tenido a sus mayores aliados sudamericanos, quienes hace rato dejaron de ser su patio trasero, como debe haberse dado cuenta el saliente presidente Biden.
La amistad Perú-China se ha visto robustecida con esta megaobra. En cuanto a nuestras relaciones con los Estados Unidos, esperemos a ver qué estrategia tiene diseñada el nuevo secretario de Estado, Marco Rubio, para esta parte de América, sin especial simpatía por China.