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El narcoestado en jaque

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Fecha Publicación: 03/02/2025 - 22:50
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En medio de la polémica alza de aranceles decretada por Estados Unidos, Donald Trump ha hecho una afirmación gravísima sobre lo evidente: que el gobierno de México es cómplice del narcotráfico y que, por tanto, podría ordenar la intervención militar extranjera para erradicar el crimen organizado. La presidenta Claudia Sheinbaum y los soberanistas se han rasgado las vestiduras, ¿pero se puede ocultar la realidad con tan solo palabras altisonantes?
Objetivamente, desde hace décadas México tiene vastas zonas de su territorio bajo el control de los cárteles del narcotráfico, los cuales han penetrado las instituciones gubernamentales, judiciales y militares, fomentando que numerosas actividades ilegales ocurran de manera encubierta, en medio de un esquema de violencia, corrupción e impunidad que alcanza al Parlamento y al Ejecutivo nacional.
Según la publicación Plan V, “Las cifras más recientes hablan de una violencia que se ‘ha normalizado’ en muchos estados, especialmente los que son dominados por los cárteles de la droga, como Jalisco, Culiacán y Michoacán (…) Este resurgimiento de la violencia está ligado al aumento del poder y de las actividades de grupos criminales dedicados al narcotráfico y otras actividades ilícitas, que van desde extorsión y secuestro hasta contrabando y la industria de la falsificación, pasando por la trata de personas. El clima de terror e impunidad que reina en ese país abrió el camino a una banalización de la violencia (…) Muchas investigaciones muestran que, en la segunda mitad del siglo XX, ni los políticos ni la policía buscaron acabar con el crimen organizado. Solo trataron de controlarlo y contenerlo con la corrupción y negociación con las redes delincuenciales”.
López Obrador (AMLO), con su política de “abrazos y no balazos” en su presidencia, consolidó descaradamente el poder de los cárteles, y Sheinbaum continúa esa política.
Trump está decidido a cortar el fenómeno porque a través de la vasta frontera se infiltran miles de toneladas de droga, de fentanilo y el desembozado tráfico de personas, no solo mexicanas, sino de toda Latinoamérica. Por eso presiona con los aranceles, pero tiene una meta mayor: atacar militarmente a los cárteles. Eso chocaría con la soberanía mexicana, pero ¿hay otra alternativa? ¿Puede quedar impune un narcoestado? Estamos en vísperas no de una guerra convencional, pero sí de la quiebra del principio de no intervención, cuestión que puede ser un precedente complicadísimo para las relaciones internacionales en tiempos de la Nueva Era Dorada y el renacimiento del imperialismo norteamericano.

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