Él no renunció por fax
Una mañana en Madrid, siendo estudiante y leyendo el diario El País, vi la fotografía de un “chinito” subido en un tractor con una leyenda que decía más o menos así: “Ciudadano de ascendencia japonesa es el candidato para la presidencia del Perú”.
Ese fue el primer contacto visual con el ahora extinto presidente Fujimori. Corrían los años noventa y yo estaba alejado de la realidad política del Perú y, siendo sincero, no sabía quién era, y menos que lograría ganarle las elecciones a Mario Vargas Llosa.
Reinsertado ya en el Perú, fui conociéndolo por sus actividades como presidente y sufrí los efectos del 5 de abril, ya que era funcionario del Senado; la decisión afectó mi vida personal, pero seguí trabajando en el Congreso durante los nueve meses que duró la interrupción democrática para luego convertirme en el Oficial Mayor del Congreso Constituyente Democrático.
Los congresistas de la bancada Nueva Mayoría-Cambio 90 me comentaban de su forma de trabajo y de lo disciplinado que era; percibía en ellos un respeto pero, a la vez, temor, ya que, según me contaban, a él no le temblaba la mano para tomar decisiones.
Con los años, la gente empezó a etiquetarme de “fujimorista”, demostrando la ignorancia de las funciones de un Oficial Mayor, aspecto que me tenía sin cuidado ya que, durante los diez años que me dieron la oportunidad de tener ese cargo, me di cuenta de que fue el Congreso más técnico que conocí, y creo que fueron, para el Perú, los mejores diez años de gobierno durante el siglo veinte.
Firmé como Oficial Mayor la Constitución y fui testigo de la caída del régimen fujimorista, como también actor de la transición para la asunción del cargo de don Valentín Paniagua como presidente encargado de nuestra república. Sin embargo, por la memoria de don Alberto Fujimori, debo decir que él no renunció por fax; yo le pedí una copia al secretario de Palacio para informar con evidencia al presidente Paniagua de la decisión, ya que la renuncia original venía con el edecán del presidente Fujimori desde Oriente.
El 21 de noviembre recibí del secretario de Palacio de Gobierno una carta oficial adjuntando la renuncia, firmada el 20 de noviembre del 2000, la cual fue tramitada de acuerdo con los procedimientos. Esto que acaban de leer lo he dicho en varias oportunidades, pero ahora se da la ocasión para decirlo por escrito y reafirmarlo.
Descanse en paz, presidente.