El Perú en venta

Desde hace años, nuestro país se ha convertido en un mercado donde todo se compra y se vende. Todos sabemos que Odebrecht compró políticos, ministros, gobernadores y línea editorial de algunos medios, para realizar proyectos de todo tipo en el Perú. Carreteras, puentes, obras de irrigación, hidroeléctricas y todo lo que se quieran imaginar, incluyendo el financiamiento de campañas políticas como las de Ollanta Humala y Villarán. Ah, y no olvidemos que Odebrecht también compró a jueces y fiscales que también se pusieron en venta.
La clase política vendió al país para cobrar multimillonarias coimas y Odebrecht compró. Ganaron los corruptos, pero el Perú perdió.
Hoy cambian los nombres, pero el país sigue en venta. Antes era una empresa la que nos miraba como una lista de supermercado y hoy es una potencia mundial la que ha decidido —y, de hecho, lo está haciendo— comprar nuestro país e incluso nuestra soberanía.
No hace muchos días nos llegaba la noticia desde Brasil de un acuerdo con China por el tren bioceánico hasta Chancay, anunciado unilateralmente por el gobierno de Lula.
Para muchos fue un atentado a nuestra soberanía, pero por arte de magia ahora, según el anuncio del premier, “es algo que el Perú mira con buenos ojos”.
Amigos, todo apunta a que la soberanía peruana ha sido puesta en venta y está siendo comprada por los chinos.
Analicemos lo que llamo la invasión china.
China ha invadido comercialmente al Perú bajo la figura de empresas privadas; sin embargo, el 90 % de la inversión es a través de grandes empresas estatales chinas. Intervienen en minería, infraestructura, energía y también en el ámbito financiero. Han “comprado” conciencias y la línea editorial de medios de comunicación. Lo que se debe tomar en cuenta es que, como sucede en Chile, el gobierno chino subvenciona la mano de obra de ciudadanos chinos que vengan a trabajar en dichas empresas “privadas”, razón por la cual, si te hicieron creer que las inversiones chinas te van a dar trabajo y prosperidad, te mintieron. Las inversiones chinas son para dar trabajo a los chinos y para llevarse las ganancias a China.
Finalmente, la forma de operar en Latinoamérica cuenta con indicios importantes de corrupción de funcionarios. Decenas de congresistas de todas las bancadas fueron invitados a China, y no por un día, ni dos, ni tres. Fueron hasta por 15 días con todos los gastos pagados, y justamente fueron esos mismos congresistas que, de golpe y porrazo, comenzaron a presentar proyectos de ley de todo tipo para favorecer la invasión china a nuestro país.
Pero ojo, también invitaron a medios de comunicación. Para que ustedes lo tengan claro: un conglomerado de medios chinos que agrupa a medios estatales y que es presidido por el viceministro del Departamento de Publicidad del Partido Comunista Chino firmó un acuerdo con el diario La República para la distribución de contenidos y, atentos, “exploración de mercados”. Al pan, pan y al vino, vino.
Mientras usted se saca la mugre trabajando, políticos y el diario La República están vendiendo nuestro país.

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