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El poder de lo intangible

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Fecha Publicación: 09/08/2025 - 20:00
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Fue Raúl Chanamé Orbe el primero que me habló de la importancia que las instituciones mexicanas le dan a la cultura. Raúl estuvo en un evento jurídico en Puebla y el despliegue de atenciones con los invitados lo habían dejado sorprendido. Era el 2013. Diez años después, daría fé que lo señalado por el ex decano del Colegio de Abogados de Lima, era cierto. Gracias al Poeta cubano Waldo Leyva, en noviembre del 2023, fui invitado al aniversario de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Lo primero que llamó mi atención fue que celebraran su aniversario con un encuentro de trova y poesía. Pudo ser un congreso en torno a la educación, no fue así. Los convocados fuimos poetas, músicos y cantantes. “Esta es una universidad pública, necesito que las enseñanzas se aprendan con el lenguaje de las emociones”, me dijo el Lic. Guillermo Narváez Osorio, rector de la UJAT. Sorprendido con la convicción de su respuesta resultó inevitable comparar su calidad de anfitrión. He participado en no pocas actividades organizadas por universidades en mi país, y es lamentable cómo los rectores apenas participan en las actividades culturales, con suerte asisten a la inauguración o la clausura. Y qué decir de los alcaldes o gobernadores regionales. En julio fui invitado al XV Festival Internacional de Poesía Ignacio Rodríguez Galván, que dirige el poeta Jorge Contreras, en el estado de Hidalgo. Gretchen Atilano, la joven presidenta municipal de Tizayuca no solo participó en las actividades programadas, ella misma fue a Ciudad de México a recibir a los poetas que viajaríamos a Hidalgo. O Yolanda Osuna, la presidenta municipal de Villahermosa, cuando se enteró que Leonardo Padura recibiría el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, no dudó en coordinar con el Lic. Guillermo Narváez Osorio para declarar Huésped Distinguido de Villahermosa al novelista cubano. Lima, sin embargo, está cambiando: para sorpresa de “los románticos de izquierda”, es la gestión de un alcalde conservador quien le ha dado vida a sus teatros con la primera temporada de ópera y zarzuela y, antes, con obras y conciertos de puertas abiertas, exposiciones permanentes en sus galerías y pasacalles los fines de semana que hacen del centro histórico una capital de todas las sangres. No pasó en otras gestiones, sucede ahora con Rafael López Aliaga y su Gerencia de Cultura liderada por Miguel Molinari. “Aprender con el lenguaje de las emociones”, dijo el Lic. Narváez, se trata de eso. Que lo que pasa en México y nuestra capital, sea ejemplo para quienes subestiman lo intangible. La fé no se toca, se siente y transforma. Así es el poder de la cultura.

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