El REJA a la reja
Los trabajadores, después de un número de años laborados, tienen derecho a la jubilación, la cual consiste en percibir una pensión por el resto de su vida, sea dentro del sistema pensionario del Estado que administra la ONP, sea por el sistema privado de pensiones que administran las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).
Para beneficiarse con la pensión de jubilación, también llamada de retiro, los trabajadores tienen la obligación de efectuar aportes, que son descontados o retenidos mes a mes por sus empleadores de sus respectivas remuneraciones, para ser entregados al sistema pensionario seleccionado.
La idea es que quienes se jubilen, puedan solventar sus gastos en la etapa de vida que dejan de ser aptos para las tareas o trabajos que desempeñaban. Lamentablemente no todas las pensiones alcanzan tal meta, pues el porcentaje de la remuneración que se incorporará al respectivo fondo pensionario no siempre ha sido fijado técnicamente y, al estar subestimado hace que también las pensiones resultantes estén por debajo de las necesidades de subsistencia.
Al decir que los aportes deben fijarse técnicamente, ello significa que debería ser el resultado de prolijos estudios actuariales, en que se consideren las expectativas de vida, las remuneraciones y los cálculos de los incrementos de ellas con el correr del tiempo. Sin embargo, los cálculos actuariales que tiempo atrás se realizaron no tuvieron como correlato el adecuado porcentaje de aportaciones en relación con las remuneraciones, y tampoco se habrían realizado actualizaciones.
En los cálculos actuariales, la expectativa de vida es importantísima pues con el correr de los tiempos ella ha ido creciendo y, esto porque las condiciones laborales han ido mejorando, el cuidado de la salud se ha intensificado, los sistemas higiénicos, sanitarios y de atención a la salud siguen superando a los estándares de antaño. La expectativa de vida no es igual en todos los países, como tampoco lo es entre hombres y mujeres. Los países de mayor desarrollo económico y con altos niveles de vida, sus habitantes viven bastante más que en los países no desarrollados y por supuesto muchísimo más que los países con enormes deficiencias y sin mayores oportunidades laborales.
Como consecuencia de la pandemia que está afectando a todo el universo, en el Perú para paliar las negativas consecuencias económicas que ella produce, entre otros mecanismos, se ha permitido el retiro de fondos pensionarios, lo que es atendible pues no se puede pensar en el mañana si es que no se sobrevive el hoy. Pero adicionalmente, en el Congreso se ha venido discutiendo la posibilidad de reducir la edad de jubilación anticipada de los varones que era de 55 años a 50 que es la de las damas, bajo la pretensión de que debe haber igualdad ante la ley, pero olvidando que también hay diferencias que no se pueden soslayar.
Se debieron tener en cuenta las opiniones técnicas del MEF, del BCR y de la SBS, pero penosamente no lo ha sido y probablemente tendremos acceso al Régimen Especial de Jubilación Anticipada (REJA) a menor edad, cuando la tendencia mundial es elevar la edad jubilatoria concordante con la mayor expectativa de vida. La coyuntura pandémica, no debe llevarnos a modificar reglas que son permanentes y no transitorias. La modificación populista del REJA hay que llevarla a la reja.
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