El rondero traidor

Así denominan a Pedro Castillo Terrones en la zona del VRAEM donde está instalado el senderismo de la facción Proseguir, liderada por Víctor Quispe Palomino. Lo denuestan por incumplir sus delirantes promesas de campaña. Lo mismo ocurre en las bases, en la masa. Castillo y su caricatura de gobierno son manifiestamente débiles. Es por ello que ha iniciado una suerte de campaña electoral, creyendo que así recuperará adeptos.

Quien se excusa se acusa, reza el dicho. El mandatario perifonea por donde va que él “no ha venido a robar al pueblo”, algo que no se cree. El agotamiento del gobierno proviene de la enorme corrupción que practica, nadie es ciego y menos tonto. Cada funcionario que ingresa al Estado, nombrado por la banda chotano-huanca que está en el poder, cuenta con un prontuario que espantaría al matón más pintado.

Para nadie es un secreto, incluso para quienes votaron por “el lápiz”, que PetroPerú, Fiscalía, junto a ministerios como Energía, Transporte, Agricultura, Interior Justicia, Vivienda y Economía están parcelados por los familiares y paisanos de Castillo. A través de estos se ha comprado a congresistas que probablemente se mancharán más este lunes al no votar por la necesaria vacancia.

Los parlamentarios que se alquilaron a la corrupción tienen corta mira, el régimen tarde o temprano implosionará. El 10% de dádivas que parecen haber obtenido por obras “en favor de su pueblo”, de su región, no impedirá el derrumbe económico que vivimos. Ya los puneños protestaron antes de ayer por el alza del costo de vida.

Un país en declive, menoscabado internacionalmente, se convierte en un espacio precario, sin salida. Los pobres acentúan su situación, la inversión privada es de 0%. El deterioro político es indetenible. Vladimir Cerrón intenta liderar el gobierno, los asesores internacionales y alquilados buscan presentar al corrupto Castillo como un gobernante radical que vela por el pueblo. Lo que natura no da, Salamanca no lo presta.

Ya Cerrón declaró que hay que enfrentar a la prensa y responder a las acusaciones de corrupción, un imposible. Un régimen catastrófico económicamente, sin capacidad de gasto, corrupto hasta el tuétano no tiene viabilidad. Si no hay vacancia, no es una derrota. Sacar el cáncer que significa Castillo con modales democráticos es ciertamente complicado, pero será el propio gobernante el que cave su propia tumba.

Si la oposición permanece unida y nadie se cree cabeza de ratón se puede, mientras que Castillo se autofagocita, censurar a tanto ministro corrupto, pegalón, asesino que tenemos en diferentes carteras. Debe enfrentar también una acusación constitucional. En el deporte, tan caro para los políticos, se llama marcación a presión. Los peruanos honestos y democráticos somos más. Hay que ‘chotear’ al chotano.

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