El SIS no sirve y Boluarte bien gracias

En un país con tantas carencias de salud la ineptitud del gobierno en este campo es mortal. Las barrabasadas hechas por la Presidenta Dina Boluarte en EsSalud son increíbles. Detrás de ello parece haber una septicemia donde está en juego el premier Otárola, una exasesora de Boluarte, un contrato y varios millones. La de siempre. Mientras, en el sector Salud el Seguro Integral de Salud (SIS) creado para las personas más pobres no funciona. Su presupuesto es de S/ 1500 millones. Si la Presidenta no conoce las miserias del SIS quiere decir que está en Babia. La mayoría de peruanos la rechazan porque la salud en el Perú es un desastre. Los médicos son buenos, el sistema y el ministerio no.

La desgracia del joven Misael (44 años) es elocuente. Trabaja en una maderera informal, tiene SIS. Días atrás se cortó la mano con la sierra. Lo llevaron a emergencia del Hospital Loayza. No había gasa, ni vendaje, menos esparadrapo, tuvo que comprar todo. Un médico le decía a otro paciente: mire cómo trabajamos, señalándole el piso lleno de sangre. No hay la mínima higiene.

A Misael solo le pudieron limpiar la mano, había perdido el dedo índice y el pulgar podía correr la misma suerte. Le indicaron que no podían operarlo ahí porque no pertenecía a esa red. El sistema requiere su referencia y los médicos están aplastados por esa organización ineficiente. Te estás muriendo, pero no es tu referencia, a la otra esquina.

Con la mano derecha ensangrentada, pero vendada, se fue a su casa, ya era tarde para trámites. Al día siguiente acudió a la posta de su sacrosanta referencia. El ‘guachimán’ le dijo que la referencia para el Hospital San José duraría tres días. Además, que no tenía cirugía de mano. Fue al Almenara, de buena reputación. Le dijeron, nones Misael, esto es para asegurados. Dirígete al Dos de Mayo.

Aparece un ángel, la doctora Rosa López que lo acompañaría en su desgracia. Fueron al hospital Santa Rosa, afamado también, nuevamente la inhumana referencia. La mano de Misael tiene un daño severo, al que el flamante ministro de Salud es ajeno, se está infectando.

Llega al hospital Carrión asistido por el ángel. No hay cama, tal vez mañana. En la noche la herida supura. Regresa temprano para hacerse el riesgo quirúrgico. Misael solo quiere salvar su mano, es la derecha y es diestro. Inicia los análisis para el riesgo. No hay reactivos para las pruebas necesarias. La infección avanza. ¿Qué hacer? Acude a una clínica privada, pero quién paga esta vaina, como dice la salsa. El empleador informal está asustado. Teme por su negocio. Paga el costo de la operación. Misael debe estar 15 días internado.

Perdió la mitad del dedo índice, necesita injerto para el pulgar. Tal vez tenga suerte. No quedará como antes, pero mejor conservarlo que perderlo.

Lo sufrido por Misael, lo padecen miles de peruanos que acuden al SIS. Los que tienen cáncer, ni se diga. A Boluarte y al ministro de Salud no parece interesarles este drama. El poder amputa la sensibilidad al gobernante, también al ministro de turno. De nada vale citar a César Vallejo. Mejor agradecer la humanidad de los doctores Lucho Rubio y Rosa López.

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