El sol que brilla en Bolivia y en fronteras vecinas

Especial sorpresa para los peruanos causa el hecho de enterarse de que nuestra moneda nacional, el sol, circula copiosamente en fronteras vecinas y también en ciudades de Bolivia y en algunos lugares de Brasil como moneda de cambio o de referencia —el nuevo “sol suizo” ha sido llamado en algún momento—, lo que representa indiscutiblemente un logro significativo para el Perú. Todo gracias a que nuestro país mantiene por décadas la estabilidad económica y monetaria y, en consecuencia, ha ganado la mayor confianza para su divisa.
Naturalmente, el suceso refleja en grado sumo lo bien que se encuentra la estabilidad de nuestra macroeconomía. Así, en el presente, con cerca de 82 mil millones de reservas internacionales en divisas, equivalente al 29 % del PBI, cantidad mayor a la que poseen los países fronterizos en función de sus respectivos PBI. Con una inflación del 1.9 % al término del año pasado, la más baja de América y muy inferior a la boliviana y brasileña. Con un proyectado crecimiento del PBI superior al resto de América.
En cuanto a su deuda externa, es de 345,278 millones de soles, equivalente al 33 % del PBI —en EE. UU., su deuda externa asciende al 150 % del PBI—, y, entre otros indicadores positivos, con balanza comercial y de pagos positiva.
Pese a la persistente crisis política que soporta el Perú, su economía prolonga su ascenso. Así lo corrobora el Banco Mundial, el mismo que destaca que el PBI se ha multiplicado por seis veces desde 1993. Logro notable como consecuencia del manejo técnico, independiente y muy profesional de la política monetaria del Banco Central de Reserva (BCRP), que lidera el exitoso economista Julio Velarde.
El conjunto de medidas ha hecho posible mantener a raya la inflación, el flujo de capital y las tasas de interés referencial, y así sustentar la estabilidad económica del país, que ha sido y es la columna maestra del equilibrio económico. Subrayamos aquí que la autonomía del BCRP se consagra con nitidez en la Carta Magna vigente, así como otros artículos relacionados con el ejercicio económico en libertad (artículo 58) y el respeto a los contratos, que se blindan (artículo 62) para no ser modificados por normativas posteriores.
Este es el escenario de fondo que hace que se considere al sol como la moneda más fuerte de Latinoamérica. En el 2024, solo perdió un 1.5 % de su valor frente al dólar, mientras que otras monedas regionales sufrieron devaluaciones más pronunciadas. La sorpresa del 2024 fue que, debido a su rendimiento, el sol también se usa como moneda de cambio en algunos territorios del gigante Brasil.
Así, el uso de la citada moneda no solo responde a la necesidad de acceder a dólares, sino que también se ha convertido en una herramienta para obtener beneficios económicos, como una forma de ahorro o como divisa para realizar transacciones comerciales. Esta práctica ha fortalecido aún más la demanda del sol peruano en beneficio de los librecambistas que operan en la frontera entre Perú, Bolivia y Brasil.

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