El tiro por la culata
Hace unas semanas escribí sobre los trabajos previos que debe realizar el Congreso, para preparar el camino al siguiente; recomendé que se prepare una propuesta de reforma del reglamento con el propósito de hacer los procedimientos más ágiles. Dije también que el Servicio Parlamentario debería ocupar su tiempo en hacer estos ejercicios porque ellos son los que conocen las reformas que se deben hacer.
Sin embargo, hoy me entero por la prensa que el Congreso aprobó una política de incentivos de retiros voluntarios para sus trabajadores de más de 60 años.
El Congreso sufre desde hace 20 años una política laboral de engorde; este Congreso al 30 de septiembre llegó a bordear los tres mil trabajadores, hoy llegan a más de mil doscientos trabajadores. El propósito de la política de incentivos es reducir el número de trabajadores, pero me pregunto: ¿llenarán las plazas de los renunciantes mediante concurso, a dedo o se dejarán sin cubrir? Sea cual fuere la respuesta, el problema que veo es que el Parlamento propicia la salida de “los que más saben”, es decir se deshacen de la gente con experiencia, sin realizar un proceso de alejamiento paulatino para que los conocimientos de los que se van puedan legarse a los que se quedan.
Por lo que se ha podido saber es que el proceso de incentivos no ha tenido el éxito esperado. Se pretendía que los trabajadores reincorporados por el Poder Judicial sean los primeros en renunciar; sin embargo, ello no ha sucedido. La razón es que ellos tienen reclamos pendientes y haciendo sumas y restas en materia remunerativa, a ellos les conviene ganar algunos procesos judiciales al Congreso, los que superarían en montos a lo que el Congreso les propuso como incentivos económicos para irse. Asimismo, propusieron, entre otros requisitos, una cantidad de años de trabajo ininterrumpidos en el Congreso, cuando muchos de los reincorporados no los cumplían.
Es decir, el resultado de la política de incentivos voluntarios, como que salió al revés. Se van los que más saben y se quedan los que no querían que se queden.
Durante los años noventa, asistí a un programa de entrenamiento al Parlamento Norteamericano, y uno de mis instructores fue un ex Oficial Mayor que no estando en funciones, su rol era el de capacitar a los nuevos empleados. ¿qué óptica tan diferente a la nuestra no? Ojo, a mí ni me miren, yo estoy en Cviche69.