El trabajo y la salud mental
El trabajo es un factor protector de la salud mental; dignifica, distrae, no siempre te enriquece pero te hace mejor persona. No hay trabajos de mejor o peor categoría, incluso los no remunerados como el voluntariado o el trabajo de la mujer en el hogar; lo importante de laborar es la dedicación y el amor con que se lleva a cabo, es una de las maneras en que cada uno puede dejar su huella en el mundo y contribuir a construir una sociedad mejor.
Nadie trabaja para sí mismo, siempre hay una utilidad como servicio a los demás y para el desarrollo de la propia persona; cada uno con sus propios talentos, cualidades y aptitudes. Al trabajar seguimos desarrollando muchas de nuestras capacidades y virtudes, modelamos nuestro carácter y tenemos la posibilidad de relacionarnos con los demás. Lo que aprendemos ahí nos acompaña para siempre. La disciplina, el esfuerzo, el sacrificio que muchas veces se requiere hace que nos volvamos más humanos.
Al trabajar nos ponemos en contacto con los problemas y preocupaciones de las demás personas que muchas veces han sido nuestros mismos problemas y nuestras mismas preocupaciones y tenemos la oportunidad de seguir adquiriendo experiencia de los demás y seguir volcando nuestra propia experiencia y conocimiento.
Entendamos el trabajo de manera optimista, hagámoslo con alegría, sin quejarnos, encontrándole el gusto y sintiéndonos privilegiados y siendo felices de tenerlo.
También podríamos verlo de manera materialista (sólo para enriquecernos) egocéntrica e insolidaria o verlo con inseguridad por miedo al desempleo o considerando que nuestros ingresos son insuficientes o que tenemos carga elevada; de ésta manera sólo nos resultará insatisfactorio.
Cuidemos no realizar nuestro trabajo de manera repetitiva, mecanizada, sin creatividad, sin retos; pues así cansa, aburre y puede resultar agotador.
No te preocupes por los fracasos, en todo esfuerzo humano existen, todas son sólo experiencias que nos hacen más humildes y cuando hay éxito nos hace ser más agradecidos. Siempre habrá algo en lo que podamos ocuparnos.
Recuerda equilibrar el trabajo con otros aspectos de la vida como la pareja, la familia, los amigos, la actividad física, la vida espiritual. Una vida desequilibrada por el trabajo puede generar problemas de salud mental. No te dejes arrastrar por la corriente de trabajar para tener más y consumir más a costa de cada vez más horas de trabajo perdiendo el real sentido del mismo.
Hagamos nuestro trabajo bien, lo mejor que podamos en nuestra perfección humana, poniéndole pasión, produciendo mucho, con sentido de compromiso, vocación de servicio y lealtad. Vibra con tu trabajo, con tu entorno laboral, con tus compañeros, con tus jefes, con quienes reciben tus servicios y así obtendremos honestamente el sustento necesario para la vida.