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¡Elecciones generales ya!

Fecha Publicación: 06/10/2019 - 21:30
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Lo hecho por Martín Vizcarra el 30 de septiembre es un golpe de Estado por el ángulo por el que se le mire. Ha quebrado el orden constitucional ya que no se configuraba ninguna causal que le faculte cerrar el Parlamento. No existe la mentada “negacion fáctica de confianza”; una leguleyada sin sustento para intentar maquillar la maniobra, defendida por algunos pocos constitucionalistas -la mayoría se ha expresado públicamente contra el gobierno de facto- para congraciarse con el dictador y seguro ganarse algún puesto en Estado más adelante. Dicho sea de paso las irregularidades formales en la supuesta disolución constitucional del primer poder del Estado son clamorosas. Es obvio que la concentración del poder en manos del Presidente de facto sólo beneficiará a Odebrecht, al club de la construcción, a la voraz demanda por publicidad estatal en determinados medios de comunicación y al esquema de los amigos y propagandistas del golpe de jugosas consultorías con el Estado. Los menos favorecidos serán los ciudadanos, que verán cómo la dificultad para encontrar empleo, la inseguridad ciudadana, la crisis de la salud pública y el abuso financiero continuarán profundizandose más y más. La atracción de grandes inversiones extranjeras será más difícil y ya conocemos el nivel de ejecución del gasto público de los gabinetes vizcarristas y también el de sus incapaces aliados los gobernadores regionales. Salvo que inicie un frenesí de asistencialismo directo de dinero a un porcentaje estimable de la población -como en el Brasil de Lula- el panorama económico social de los próximos meses no pinta bien para el régimen. La convocatoria a unas elecciones complementarias para elegir nuevos parlamentarios que completen el periodo hasta el 2021 no será solución de nada y permitirá a un Ejecutivo no legítimo validar no solo el golpe de Estado sino todas las tropelías que harán durante 4 meses que gobernará vía decretos y en total impunidad. Servirá además para dejar sin registro a varios partidos políticos que decidan no prestarse al juego o participar con tan poco tiempo de preparación. La renovación del Parlamento con la permanencia de Vizcarra en el poder sólo favorece la estrategia de este último. Es curioso constatar que el grito “que se vayan todos”, supuesta voz del pueblo, ahora ha sido dejado de lado, convenientemente olvidado por el Presidente, que una vez que ha sacado del tablero al Congreso parece no tener la mínima intención de marcharse. No corresponde otra cosa que no sea la convocatoria a elecciones generales, la oposición democrática debe exigir incansablemente que Vizcarra cumpla su palabra y que sea el voto popular el que de alguna forma limpie el lodazal que este quiebre del Estado de derecho ha ocasionado. Es la única forma real y auténtica de salir de la crisis. Esperamos también reflexión de parte de las Fuerzas Armadas para dejar de sostener una circunstancia que luego sólo les traerá deshonra a sus altos mandos y muchas complicaciones judiciales. Si el ejército, la marina y la aviación retiran su confianza a Vizcarra, no le quedará más opción que dimitir, facilitando las elecciones generales.