Empezando a escribir sobre lo último que viví
Regreso al diario Expreso, luego de haber ejercido por cuarta vez el cargo de Oficial Mayor del Congreso. Ello, me hace un ciudadano privilegiado no por ostentar el mayor cargo administrativo de nuestro parlamento, sino porque me dio la oportunidad de conocer aún más su funcionamiento.
Nuestro parlamento es uno de los más fragmentados en los últimos 30 años, haciendo que los acuerdos políticos se tornen complejos y descansen sobre asuntos que inclusive alcanzan temas administrativos.
El Congreso debe trabajar en fortalecer las bancadas y evitar que se dividan. El principio básico de las bancadas está sobre la base de los partidos políticos siendo el núcleo de una bancada sólida. Hoy muchos parlamentarios que no están acostumbrados a la vida partidaria se incomodan ante las decisiones del grupo parlamentario y, aprovechando una sentencia de un Tribunal Constitucional de años pasados, argumentan “razones de conciencia” para dejar su bancada e irse a otra generando la fragmentación perversa para el funcionamiento del Congreso y dando la espalda a las personas que los eligieron.
La juventud, que no es mala, es otra de las características de nuestro Congreso, pero que se convierte en negativa cuando los jóvenes no se han preparado para ser políticos profesionales, que no es lo mismo que ser profesionales políticos.
La política es arte y no ciencia; algunos creen que la política está en los libros, ignorando que los libros se escriben luego que “el político” ha desarrollado experiencia. Leer a Henry Kissinger no te hace Henry Kissinger si es que antes no has acumulado experiencias. El arte del buen político, léase buen parlamentario, debe ser el inicio del fin de una carrera política que debió arrancar desde las bases universitarias o sociales para que, luego de haber tenido cargos de elección popular menores, llegues al parlamento.
La experiencia te permite desarrollar eficientemente los sentidos y aplicarlos a la política, pero también te permite agudizar el sexto sentido que se llama “intuición” haciendo que la persona se convierta en ese “animal político” al cual muchos aspiramos ser.
Y es aquí donde me detengo en esta breve introducción: muchas de las imperfecciones de nuestro Congreso descansan sobre la imperfección de los que lo componen, donde hay honrosas excepciones y que oportunamente las describiré. Pero ojo, la política también la conforman la prensa y sobre todo las personas que eligen, las cuales tienen el mayor grado de responsabilidad.
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