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Empresarios, periodismo, políticos, derecha, izquierda…

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Fecha Publicación: 09/06/2023 - 22:20
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El caso Sada Goday –la empresaria que corrompió el Ministerio de Vivienda durante el gobierno del caco Castillo–, demuestra que la podredumbre en el sector empresarial persiste y afina sus mañas y modos. Goday coimeó por S/ 4 millones para tener la potestad de nombrar al directorio del Fondo Mivivienda. Algo nunca visto en la historia de la corrupción en nuestro país, demostrando un gran atrevimiento y avidez por hacer negocios a la mala.

Obviamente, esta amoralidad no compromete a todos los empresarios que trabajan con el Estado. Pero casi, casi. Por el monto de la obra, la coima en la licitación del Puente Tarata (San Martín) debe haber sido gorda. La compra de combustible en Petroperú que involucra al empresario Samir Abudayeh también tuvo malos manejos. Cuántos proyectos más habrá que no conocemos. Pero el estercolero es grande.

En gobiernos anteriores padecimos la podredumbre de Odebrecht y otras empresas brasileñas. Nuevamente, no son los únicos casos. El negocio del cemento, el fierro no tiene freno para respetar la ley. Otros sectores tampoco. La relación de los empresarios y el Estado resulta siempre turbia y cochina. El gremio de gremios, Confiep, está mudito, también sus pares. Con ellos no es.

Por eso los ciudadanos tienen animadversión por todos los hombres de negocios. Se tuercen por la plata, es el sentir. Las instituciones también se afectan y se descomponen con la corrupción sistemática. La justicia se congestiona, resultando ineficiente y el de a pie prohíja su rechazo al sistema. Tremendamente nocivo para nuestro país.

La deshonestidad jala a los periodistas, no todos claro está, igualmente a los propietarios de los medios, a los que cortan el jamón. Recuerde Odebrecht. En el caso Sada Goday, hay tres hombres de prensa mezclados con la corrupción. Seguro no son los únicos. Penoso, y trae el descrédito del periodismo ante la opinión pública.
No hay políticos potables, ni de izquierda ni derecha. Si alguien ve a uno, con liderazgo, con conocimiento y visión del país que pase la voz. Sin embargo, quienes se dedican al poder se siente presidenciables. Es una epidemia peor que el dengue.

Hasta el hermano de la presidenta Boluarte aprovecha la ocasión que le brinda el momento para crear su partido. Este panorama tiene explicación: la eliminación de la reelección parlamentaria, los partidos políticos craquelados, organizaciones que son vientres de alquiler y donde corre plata por el contrato. Gasto que después hay que pagar.

¿La derecha tiene mejor gente que la izquierda? Tal vez, pero por ahí van. El espectáculo dantesco y repudiable de los congresistas vendidos desmoraliza. También produce impotencia, nadie puede hacer nada. La prensa no puede acaso preguntarles todos los días por los cargos fiscales a los cuatro ‘niños’ que se salvaron. La mesa directiva tampoco puede actuar.

Ante nuestras narices el JNE inscribe al partido del ‘Lagarto’ Vizcarra, reproduciendo la corruptela, pero ni la Corte Suprema, ni el Parlamento se sienten concernidos. La mayoría de los problemas de nuestro país los provoca la corrupción. La mala gestión del Estado, la incapacidad para gastar es porque los puestos se reparten entre los amiguetes del poder y se pagan favores. Sada Goday no puede decir que la extorsionaron, se compró una división del Ministerio de Vivienda. Vaya desfachatez. El hastío es comprensible.

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