Encima, socialistas de la culpa
La ‘new left’ se ha apoderado de la agenda presidencial, fina cortesía de las oenegés caviares financiadas por personajes tan cuestionados como el especulador financiero, desestabilizador y promotor de la narco-legalización George Soros, amén de fundaciones extranjeras con intereses sobre nuestros recursos naturales estratégicos.
El Perú ya sufre los estragos de la implantación de esa fallida receta de la “nueva izquierda internacional” y, por eso, Vizcarra y los suyos son ahora ‘socialistas de la culpa’, lanzando frases tan cretinas como “la culpa es de todos”. No, señor, cuando un país se desmorona la “culpa” no es de “todos” sino del mal gobierno, el resto somos víctimas de la incapacidad, toxicidad y pillería de quienes ostentan el poder.
Socializar la culpa es la estrategia del presidente accidental y de su entorno para quitar cuerpo del descalabro en el que han sumido a nuestro país: aumento de la anemia, crecimiento de la pobreza, conflictos socioambientales y antimineros activos en Las Bambas – ‘contagiando’ a Puno y Arequipa–; padres de familia indignados por la inclusión ideológica del género y de la pansexualidad en el currículo escolar (en uno de los diez países con la peor calidad educativa del planeta). No tener las prioridades claras no es “culpa de todos” sino de quienes se aferran al poder sin tener la más peregrina idea de cómo usarlo para construir algo mejor, decente y viable. La única culpa que podría ser de “todos” los que no somos gobierno es seguir soportando a un grupúsculo empoderado y vinculado a la corrupción de Odebrecht, a la lesiva adenda del aeropuerto de Chinchero y capaz de aceptar esa traición a la patria llamada “acuerdo de colaboración” (con las mafiosas constructoras que nos saquearon y siguen contratando con el Estado, como si nada).
Solo aquí un congresista gobiernista es capaz de pretender debatir si las niñas deben ir con falda o pantalón al colegio, cuando la realidad muestra que esas niñas son parte de una población altamente vulnerable que engrosa, casi a diario, la lista de víctimas de violación sexual o asesinato, sea camino a la escuela o en casa a manos de su padre, su mismísima madre o cualquier otro familiar.
Hoy solo cabe el “todos” cuando la calle grita “¡váyanse todos!”, ergo el gobiernito este.
P.D. Sea bienvenida a las páginas de este pequeño gran diario la gran Mariella Balbi, siempre lúcida, decentísima y punzante.