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Entre lamentos, amenazas y realidades

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Desentenderse de la política
Fecha Publicación: 28/11/2024 - 22:50
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El nuevo puerto de Chancay ya es una realidad, debido a la conjunción de inversión china con la de empresa peruana, lo que no hay que olvidar.
Si bien está concluida y ya en operación la primera etapa del nuevo puerto, aún faltan la segunda y la tercera, cuya ejecución dependerá de que se llegue a cumplir con las cifras de uso que están programadas.
Previo, en simultáneo y pos la inauguración del nuevo puerto, se han oído voces desde los Estados Unidos expresando su preocupación por tal puerto, pues pondría al Perú dentro de la esfera de influencia de China, alejándola de la influencia occidental, la que comprende a los Estados Unidos de América.
Lo cierto es que el nuevo puerto de Chancay fue concebido hace muchísimo tiempo por el almirante Juan Ribaudo y, si bien fueron capitales chinos y peruanos los que se interesaron, también pudieron interesarse los Estados Unidos o cualquier otro país o conjunto de países del occidente, pero no lo hicieron. Hoy sería llorar sobre leche derramada.
Se ha hablado de boicot al puerto de Chancay desde los Estados Unidos, al igual que de elevación de aranceles de los productos que se exporten a dicho país y cuyo transporte naviero se hubiese realizado desde Chancay o teniendo como punto intermedio al citado puerto.
La verdad es que las ópticas amenazantes lo que muestran es “hígado”, pero no “neuronas”, y lo que se requiere es de estas últimas a fin de tener presente que hay que competir y volver a mirar desde los Estados Unidos de América a los países latinoamericanos como socios comerciales de siempre y no un patio trasero, como se ha evidenciado en los últimos años.
Hay otras posibilidades de gran inversión portuaria, como serían Corío o Marcona, entre otras localizaciones en nuestro territorio, en las que bien podrían interesarse inversionistas estadounidenses, a los que su gobierno podría informar no solo del tema económico-utilitario, sino también de la conveniencia estratégica para tal país.
Si bien “quien mucho amenaza, poco aprieta”, lo conveniente es actuar en positivo, pues hay muchísimo en juego, como por ejemplo la renovación del material defensivo de nuestra patria, la que en el gobierno del General Juan Velasco Alvarado optó por la matriz de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), hoy Federación Rusa, que bien podría variarse a la matriz occidental presidida por nuestro gran vecino del norte.
No hagamos un drama de donde no lo hay. Lo importante es que el Perú está abierto a la inversión extranjera, que constitucionalmente la inversión extranjera y la nacional están sometidas a igualdad de reglas. Además, la inversión extranjera tiene que respetar nuestra soberanía y reglas, sin reparo alguno.
Lo que sí tiene que tener muy en claro el actual gobierno y los que lo sucedan, es que la inversión extranjera va donde es bien recibida y acogida, cuando la normatividad legal es estable y se hace cumplir, cuando la tributación es predecible y la Justicia es seria, independiente, oportuna y autónoma. Si cuidamos todo ello, seremos receptores de inversión extranjera.

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