Es el tiempo de la derecha
El impresionante triunfo electoral del presidente Donald Trump se inscribe en el auge progresivo del conservadurismo internacional y abre un tiempo nuevo para la instauración de gobiernos de derecha en lo que constituye la nueva revolución política mundial.
En esencia, de lo que se trata es de luchar contra las fuerzas políticas de izquierda que tanto daño han hecho a los Estados Unidos, a Europa y a América Latina; es decir, contra la progresía, el neomarxismo, el gramscismo y el relativismo moral. Además, específicamente de desmontar proyectos literalmente satánicos como la Agenda 2030–2045, la tiranía de la OMS y la creación de un nuevo orden mundial que ve al ser humano como enemigo del progreso.
La propuesta es simple: se propone volver a la esencia de los principios inmutables de Dios, patria, familia y propiedad. Y para ello, desde el gobierno republicano se buscará restaurar precisamente a la familia como pieza central de la vida estadounidense; desmantelar el Estado administrativo o “deep state” que maneja el país al margen de la voluntad ciudadana y del propio gobierno; defender la soberanía y las fronteras de la nación, rebasadas por millones de inmigrantes ilegales integrados por un alto nivel de delincuentes; y garantizar los derechos individuales otorgados por Dios para vivir libremente.
El conservadurismo como filosofía política y social busca preservar tradiciones, ideologías políticas de derecha y un poder federal limitado. Mientras tanto, desde el gobierno se apoyarán los valores cristianos, el absolutismo moral, los valores familiares tradicionales y el individualismo. En contrapartida, habrá oposición a la eutanasia, al aborto, al matrimonio entre personas del mismo sexo, a la ideología de género, a la imposición de lo transgénero y al fenómeno ‘woke’.
La promesa de Trump aboga también por restablecer como prioridad la defensa nacional (cortando la guerra de Ucrania y Rusia y obligando a la OTAN a asumir mayores costos de la alianza defensiva), impulsar el comercio internacional y defender la cultura occidental de las amenazas que plantean el comunismo y el islamismo.
En suma, se vienen tiempos auspiciosos para la paz mundial, signados por la derrota humillante de las posiciones de izquierda que hasta hoy se habían enseñoreado. La reacción norteamericana no es única; también se suman las fuerzas nuevas de la derecha en Hungría, Polonia, Suecia, Finlandia, España, Argentina, Italia, El Salvador, Ecuador, Uruguay y, pronto, muy pronto, en el Perú.
La ola conservadora está creciendo para liberar a nuestros países de tendencias oscuras que inclusive han cooptado a una Iglesia como la católica, que necesita emanciparse de ideologías neomarxistas retardatarias.
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