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Evitemos la colisión

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Fecha Publicación: 17/02/2022 - 22:50
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La historia de la humanidad se ha caracterizado por resolver por lo general las diferencias, los conflictos, las discrepancias y todo tipo de enfrentamientos, en la vía de los hechos y cuando los asuntos que llevaban a posiciones contrapuestas a comunidades, pueblos y países, la solución era resolver el lío por las armas.

En esa modalidad de resolver contiendas con violencia y con armas, evidentemente se llegaba a tener ganadores oficiosos cuando no oficiales y, en la antípoda, quedaban los perdedores. Empero, en la realidad no hay vencedores ni vencidos pues quedan los resentimientos, la voluntad de revancha, los odios, pero también bajas de los bandos en conflicto.

Con el correr de los tiempos, los seres humanos buscaron otros mecanismos para resolver sus desavenencias, y es así como recurrían a las sugerencias y también decisiones de los consejos de sabios y de ancianos, o de jueces que impartían justicia. También se recurría a sistemas alternativos como la negociación, arbitrajes, conciliaciones y transacciones, sin olvidar que durante siglos la Iglesia Católica arbitraba conflictos entre poblaciones, comunidades y países, lo que en nuestros días se encomienda a las organizaciones de estados como la ONU, o a cortes internacionales como la de La Haya.

Hoy en día en nuestra patria hay un clima de conflictividad social muy intenso y en ascenso, en que se trata de enfrentar a ricos con pobres, gobiernistas con opositores, ocupados con desocupados. ¿Puede haber contribuido a ello la pandemia que ha generado irritabilidad generalizada? Ello es posible, como también lo es el quinquenio pasado, que tanta expectativa de crecimiento había generado, pero que sin embargo los líos políticos hicieron que en ese lapso tuviésemos cuatro presidentes de la República diferentes y un clima de inestabilidad perjudicial, todo lo cual contribuyó al desenlace electoral del 2021.

Hoy observamos que los sectores populares que respaldaron al actual gobierno, van perdiendo sintonía con él y van migrando al sector de los inconformes, y estos últimos con actores que surgen de las clases dirigentes, medias y del empresariado de todo nivel, que avizora en el horizonte un Perú que va hacia el despeñadero. Todos llaman al enfrentamiento y a la pelea, y hasta personas que por lo general eran pacíficas, hoy en día a través de la tecnología se han convertido en apóstoles de la violencia, en revolucionarios del whatsapp y de mensajes electrónicos y en redes sociales.

Las personas de buena voluntad tenemos el imperativo de llamar a todos a la reflexión y a la búsqueda de caminos de diálogo y, para ello, contamos con varias herramientas. Una de ellas es el Consejo de Estado, que si bien es informal puede aterrizar en recomendaciones sensatas. Otro es el Acuerdo Nacional, que a través de su foro tiene que buscar la conciliación de las partes en conflicto, pero con una base mayor que la actual y, por último, a través de los GORE, en que los gobernadores regionales también algo deberían aportar saliendo del umbral del simple reclamo.

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