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Exagerar la democracia

Fecha Publicación: 09/09/2022 - 22:55
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La democracia según el gran Abraham Lincoln es “un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Así las cosas, a estas alturas debería ser posible que los electores seamos quienes decidan la vacancia del presidente. De hecho, sería bastante más eficiente que esperar los ritmos y pactos del Congreso. Si aceptamos que la democracia es esencialmente un plebiscito cotidiano y permanente, no caeríamos en las manos de fracasados, ganapanes y malintencionados predicadores de la antidemocracia, como los que nos gobiernan y de los que no tenemos cuándo liberarnos.

Para Pedro Castillo y los suyos la democracia es un impedimento para satisfacer su sed de poder, esto es, de poder hacer lo que les da la gana sea legal o no, constitucional o no. La banda de presuntos delincuentes que nos (des)gobierna se sostiene en la creencia de que su minúsculo grupo de amigos, compadres y vecinos chotanos y provincianos son los únicos que pueden dirigir nuestros destinos, pese a su mediocridad, a su vocación ladrona y su apego a la mentira, así sea tan cruel y abominable como la montada en Palacio usando las urgentes necesidades de los niños que sufren de cáncer y de sus familias.

Al otro lado de la orilla de los antidemócratas están sus opositores, respetuosos de la Constitución, de las normas vigentes y del juego político limpio. Los adversarios democráticos, apoyados por los peruanos de buena fe, muy difícilmente podrán vencer a los antidemócratas que le han declarado la guerra: al sistema, los limeños, la economía, los “ricos”, 200 años de república, la prensa y cualquier cosa que les sirva para justificar su torcido accionar fuera de los cánones democráticos. Es como jugar al fútbol contra unos que incluirán reglas del box y el karate. ¿Cómo se les gana? Para empezar, no aceptando ni apoyando ninguna trampa, como ha sido debatir y votar a favor de una moción presentada por el comunista Guillermo Bermejo; seguirle el juego llevó a la renuncia de la presidente del Congreso, Lady Camones. La cabeza del Legislativo está libre para ser asaltada muy probablemente por un antidemocrático si la oposición sigue con tanta ingenuidad y no se atreve a exagerar la democracia, a llevarla a sus extremos.

El fracaso de la oposición resulta por enfrentar democrática y moderadamente a los antidemócratas que sólo detentan el poder para enriquecerse e implantar un totalitarismo promotor de todo aquello que esté fuera de la ley. Esto ya lo hemos visto en el desinterés del partido del Lápiz, para demostrar que Castillo no llegó al poder por fraude electoral ni que su campaña fue financiada por los dineros del narco-terrorismo de los Quispe Palomino. Los ataques y afán de manipular a los medios de comunicación de estos días, son propias, también, de la antidemocracia.

La victoria de la decencia y la libertad se dará solo perfeccionando la democracia, exagerando lo que decía Lincoln.

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