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Financiamiento del SIDH

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Desentenderse de la política
Fecha Publicación: 21/09/2023 - 22:50
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El tema del financiamiento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos ha sido puesto al debate y a la consideración ciudadana, en un excelente informe publicado en esta casa editora por un gran periodista como es Plinio Esquinarila, recurriendo a fuentes confiables y luego de la correspondiente corroboración.

El momento para traer a colación el tema del financiamiento de tal Sistema es el adecuado, y ello porque también se encuentra en debate decidir lo conveniente respecto a la permanencia o salida, sea total o parcial, definitiva o temporal del Perú del mencionado Sistema, compuesto por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y por la Corte Interamericana de la misma denominación. Como sabemos, la Comisión con sede en Washington es una especie de fiscalía que recibe denuncias y las convierte en acusaciones ante la Corte quien ejerce competencia contenciosa desde San José de Costa Rica.

Estimamos que el Sistema debería estar financiado íntegramente desde la OEA, sea con recursos que los países signatarios de la Carta constitutiva de la Organización o los provenientes de la cooperación internacional, esto es de otros países, de organismos financieros multilaterales, así como de otros aportantes.

Como quiera que los recursos que la OEA aporta al SIDH, desde hacen muchos años son insuficientes, el Sistema se ha visto obligado a extender el sombrero a otros países, algunos de los cuales son meros asociados u observadores, así como también a otras instituciones, sean públicas o privadas, como también solamente asociativas o mercantiles, pero muchas de ellas con agenda propia, que hacen valer su influencia en el Sistema, así como también condicionar sus aportes, ya que como dicen, “quien paga la olla, exige el menú”.

No olvidemos también uno de los principios del Derecho Romano: “doy para que des” y el que devuelve muchas veces lo hace con creces, sobre todo cuando tiene la facultad de emitir opiniones y absolver consultas, como la tiene la Comisión Interamericana, pese a no ser vinculantes, pero al fijar rumbo repetidamente va generando precedentes y exigiendo que los demás se alineen, aunque no podemos olvidar que también hay aportantes financieros de buena fe, que colaboran desinteresadamente, pero que podrán retirarse cuando adviertan que están pagando el precio de la soga con la que podrán ser ahorcados.

Indiscutiblemente hay agendas propias que algunos financistas del Sistema van imponiendo a través del mismo, como en casos vinculados a la temática de género, al aborto, al apoyo y divulgación de tipos de concentraciones hogareñas que pretenden ser reconocidas como familia, pese a que van contra la corriente tradicional que defendemos los que creemos en la familia que llamaremos normal u ortodoxa.

Entre las agendas a las que nos referimos está una tan o más peligrosa que las antes señaladas, como es la de amparar el supuesto “derecho a la protesta”, sobre todo cuando se ejerce en forma violenta y contra los principios de mantenimiento y/o de recuperación del orden público con las herramientas que la Constitución y la Ley proporcionan.
Todo lo señalado tiene que meritarse y mucho más cuando el Sistema está súper poblado del “rojerío”, por culpa de los propios países, que abdican de sus responsabilidades.

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