Frente a la vacancia, solo queda resistir
Solo si dentro de 60 días Dina Boluarte llega en el cargo todavía como presidenta, el Perú se habrá salvado del mayor complot tramado por la izquierda roja y caviar: la vacancia.
No defiendo a la pésima mandataria, es apenas la sucesora del régimen senderista de Castillo y es una incapaz indolente frente a las urgencias del pueblo; pero ocupa el cargo constitucionalmente.
Frente al innegable declive de su administración, solo habría tres salidas: una revolución violenta poniendo a los peruanos al borde de una guerra civil; un golpe de Estado inviable por la decisión de las FF.AA. de no romper el Estado de derecho; y, resistir, contra viento y marea, hasta que se realicen las elecciones generales del 2026.
Hasta tanto eso ocurra, por suerte, y pese a que el gobierno flota a la deriva, la economía se mantiene vigorosa y las perspectivas de una crisis financiera están disipadas.
Pero eso no lo entienden quienes, por ideología y defensa de sus privilegios como parásitos del Estado, quieren propiciar la salida traumática y radical. Especialmente el Ministerio Público, totalmente politizado, ha lanzado una andanada de ataques desestabilizadores. Solo en una semana ha presentado 5 denuncias constitucionales contra Dina, totalizando 24 procesos abiertos. Una barbaridad que desconoce el artículo 117 de la Carta del 93 que blinda al presidente durante su mandato.
La estrategia clara es embarcar al Congreso en complejas discusiones en la Comisión de Acusaciones Constitucionales hasta que eleve un dictamen que el pleno tendría que archivar para que el futuro Parlamento lo revise. Con este procedimiento se sigue erosionando la legitimidad de Boluarte, quien, según encuestas de validez relativa, ahora es apenas un error estadístico en cuanto a respaldo ciudadano.
En paralelo, los caviares promueven procesos absurdos como —entre varios otros— el que gira en torno a la Autoridad de Control del Ministerio Público, porque si pierden el dominio de la fiscalía estarían destruidos. Simultáneamente los rojos azuzan protestas y paralizaciones; y se organizan psicosociales como el desplegado en torno al asesinato en Pataz e inclusive el incidente irrelevante en el Jockey Plaza. El objetivo: vacar a Dina y replicar una salida tipo Sagasti, lo cual sería posible únicamente antes del 28 de julio porque en el último año el Congreso no se puede disolver.
Estamos hartos de Boluarte; pero su vacancia, en este momento, sería suicida. Solo queda exigir elecciones limpias y resistir tapándonos la nariz.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.