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Fronteras selváticas

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Desentenderse de la política
Fecha Publicación: 01/05/2025 - 22:50
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Está circulando en redes sociales unas declaraciones originadas en Brasil, por persona ciudadana de ese país y en idioma portugués, en que expresa que peruanos habitantes de la provincia de Purús, del departamento de Ucayali, están descontentos por la falta de atención de nuestras autoridades con la población de tal provincia.
La narrativa a la que nos referimos también daba cuenta de la insatisfacción de los pobladores de Purús, cuya capital es Puerto Esperanza, con los sistemas de salud y de educación, entre otros, que los mantiene enfadados, habiendo incluso expresado que estarían mejor en caso de ser Purús una circunscripción de Brasil.
El tema es preocupante, pues, hechas las indagaciones iniciales, tenemos que Purús tiene una extensión en selva, cercana a los 18,000 kilómetros cuadrados, con una población de un solo puñado de miles de habitantes, de los cuales aproximadamente el 20 % están en Puerto Esperanza y los demás, esparcidos por la selva, originarios de 47 comunidades nativas.
Las escasísimas postas médicas muchas veces no tienen personal especializado para la atención de la población y los centros escolares hasta denotan carencia de profesores.
Los servicios básicos ni siquiera pueden ser calificados de calamitosos, pues en la práctica no existen o son muy deficientes, como la electricidad y el suministro de agua, siendo la telefonía prácticamente inexistente.
No hay carreteras y la comunicación con Pucallpa, capital del departamento, es por vuelos cívicos, siendo muy oneroso el transporte de alimentos por esa vía. El transporte fluvial llega a Puerto Esperanza desde Brasil y sus habitantes más dependen de dicho Estado que del Perú.
Como si la situación expuesta no fuese de suyo grave, cuando se alzan voces reclamando acciones para el desarrollo de Purús, sea desde el sector privado como del público, de este último también surgen voces opositoras, reclamando la intangibilidad del aislamiento voluntario de muchas de sus comunidades, que, de haber desarrollo, se pondrían en peligro hasta de su salud, por su vulnerabilidad.
Lo antes descrito, grosso modo, no solo existe en Purús, sino en otras localidades selváticas, lo que acredita la desatención del Estado, a lo que hay que ponerle pronto y urgente correctivo.
A propuesta de la Cancillería, en el año 2018 y en el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, se expidió el Decreto Supremo N.º 005-2018-RE para propiciar el desarrollo de las circunscripciones territoriales fronterizas. Lamentablemente, poco se ha avanzado y, si se tuviera que hacer un nuevo diagnóstico, se tendría que repetir lo ya expuesto.
El Estado tiene que ocuparse de que nuestras fronteras sean vivas, con nuestros territorios ocupados y con los servicios adecuados a la población, la que con toda razón reclama la presencia estatal.
El Estado muchas veces se ocupa de temas sin relevancia alguna, pero posterga o deja de lado temas tan importantes como el de la ocupación territorial, que debe ser con desarrollo y no solo domiciliaria. Hay peligro, pero también soluciones que deben ser ejecutadas cuanto antes. Nuestra selva no debe ni puede quedar en abandono.

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