Fujimori el reconstructor
La perversa narrativa comunista y caviar sobre el presidente Alberto Fujimori está siendo aplastada por la realidad. Las inmensas colas de personas dolientes, de todos los sectores socioeconómicos, esperando para darle el último adiós al presidente Alberto Fujimori, echan por tierra las mentiras sobre un hombre que levantó al Perú de sus cenizas, le devolvió la paz, acabó con el terror y estabilizó la economía, abriéndolo a un futuro de prosperidad con la Constitución del 93, liberal.
La leyenda negra contra el reconstructor del Perú se inició cuando su gobierno derrotó militarmente al grupo terrorista más sanguinario del planeta, Sendero Luminoso, en 1992, capturando a su cabecilla Abimael Guzmán; y se intensificó cuando borró al MRTA en 1997, con el rescate de los rehenes de la Embajada del Japón, en la exitosa operación Chavín de Huántar. Tan exitosa que hoy es caso de estudio en las principales escuelas militares del mundo.
Pese a todo lo bueno que hizo este hombre, que inclusive llegó a poblados que no figuraban en ningún mapa, la fábrica comunista de mentiras dividió al Perú y sembró un odio irracional contra él, su legado y su hija Keiko quien formó el partido Fuerza Popular -junto al Apra, el único partido político organizado del país-, basado en las ideas de su padre: el emprendedurismo en libertad, la creación de oportunidades para los más vulnerables y las obras de infraestructura y saneamiento. Para el presidente Fujimori, ingeniero al fin y al cabo, la democracia debía ser tangible: caminos, agua, luz, colegios, educación, nutrición, viviendas seguras y dignas, prevención de desastres.
Keiko, lideresa de Fuerza Popular, ha llegado tres veces a segunda vuelta y los zurdópatas le dicen perdedora; así la califican quiénes no acceden ni a ser dirigentes de su junta vecinal. Critican que sea un partido familiar, no lo es. Nada dicen que cuando el dictador Fidel Castro murió, su relevo fue su hermano Raúl.
Los comunistas aprovechan el disparo hormonal de la adolescencia, el amor y el odio se hacen más accesibles. Por eso los enemigos de la patria están de profesores en las universidades, en cualquier cosa vinculada a la música, el cine y el teatro o a las cuestiones ambientales, para adoctrinarlos en el odio, eso que Martin Luther King Jr. llamó “una carga demasiado grande para llevar” y Alan García “¿para qué sirve?”.
Hay gente que se pasa esperando a que llegue el momento de la venganza y lo que se les pasa es la vida. Quienes dicen que Fuerza Popular desaparecerá sin Alberto Fujimori, se equivocan. Con un pueblo que masivamente llora por quien la zurdería pintó como un ser maligno, el fujimorismo podrá borrar esa leyenda negra.
Descanse en paz, presidente. La verdad ya empieza a conocerse.
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