Futuro incierto
Estamos a dos años y algo más para terminar con el actual régimen y el futuro de la jefa de Estado se mantiene aun incierto. La mayoría de los analistas manifiestan que tanto el Congreso como el gobierno se mantendrán hasta el 2026, pero yo no lo veo así. No porque la presidenta vaya a hacer vacada ahora, sino porque podría ser vacada faltando un año para que termine su mandato y le toque al último presidente del Congreso ejercer las funciones de jefe de Estado en el tramo final.
La estabilidad de la jefa de Estado es precaria y de alguna forma es rehén del parlamento y su sostenimiento, al igual que la de sus ministros, descansa sobre los acuerdos que deba tomar con algunos sectores del Congreso. Hay sectores que definen la ayuda mutua entre cierto sector del Congreso con la jefa de Estado como la de un cogobierno y creo que no están tan alejados de la realidad. Es notorio el apoyo que el gobierno recibe del Congreso para evitar la censura de ministros y otorgar la confianza al gabinete, pero esta ayuda podría terminar si es que las denuncias contra la presidenta continúan y si mantiene a un presidente del Consejo de Ministros que no sabe articular las relaciones políticas con el Congreso y su impericia en materia de comunicación política con la población.
Por ello que podría estar evaluándose que el actual presidente del Consejo de Ministros sea cambiado en el mes de julio por alguien que sí “juegue bien a la política” como lo hizo su antecesor. La poca experiencia de la presidenta de la república en el manejo de las crisis últimas lo ha demostrado, por lo que se hace impositivo para ella que tenga un mejor “medio campista” en la cancha política y no un “defensa” que no sepa meter los goles que ella necesita.
Lo que suceda a partir del próximo julio será vital para que la presidenta se mantenga hasta julio de 2026, pero dependerá de varios factores; primero; una conducta impecable para evitar que su imagen siga siendo perforada, de aciertos en materia de seguridad ciudadana y por último del cálculo político que algunos sectores del Congreso hagan. Podría suceder que la presidenta de la república no culmine su mandato y que el último año del quinquenio se use como plataforma de campaña del partido que ejerza la presidencia del Congreso.
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