Globalismo comunista
Las “protestas sociales” que proliferan en países libres, democráticos y prósperos son de manual comunista y fascista. Benito Mussolini llegó al poder después de su ‘Marcha sobre Roma’, en octubre de 1922; tenía la aprobación de apenas 1% de la población pero lo logró. Esta toma del poder por la vía rápida es seguida por las minorías comunistas que se saben perdedores de toda elección en un régimen democrático.
Las demandas de los revolucionarios del siglo XXI son oportunistas, no representan el sentir general sino el de una minoría ignorante, manipulada y financiada. Un ejemplo es el movimiento “Defund the Police” (destituyan a la policía) impulsado por ‘Comunidades organizadas contra la deportación’, OCAD, vinculada a la Open Society Foundations del especulador financiero, narco-legalizador y globalista George Soros, según informa el portal Breitbart. OCAD usa ahora la muerte, por abuso policial, del afroamericano George Floyd para justificar sus desmanes. Pretenden hacer creer que son actos espontáneos nacidos de la indignación por la violencia contra Floyd, pese a que desde hace tres años impulsan ‘Defund the Police’.
Todas estas revueltas -sean en EE.UU., Colombia, Ecuador o Chile, deben entenderse como terrorismo: destruyen propiedades públicas y privadas, incendian templos, vandalizan monumentos y sitios históricos, arriesgan la vida de las fuerzas del orden y de los ciudadanos de a pie y pretenden reescribir la historia. Y todo con una ayudadita de agentes cubanos y venezolanos, como se constató en las masivas protestas de octubre 2019 en Chile. Mediante geolocalización se detectó que más del 50% de las convocatorias por redes sociales a las protestas se originaron en Venezuela, Cuba y Nicaragua. Y los mensajes no han cesado. Chile está ad portas de una nueva intentona de derrocar al presidente Piñera.
Alrededor del mundo libre proliferan hordas de supuestos indignados cuyos titiriteros buscan la zozobra de gobiernos democráticos para forzar un gobierno de transición y luego implantar una dictadura comunista. Chile va por ese camino, veremos si el presidente Piñera pasa de octubre con su mano blandita. Y si se preguntan ¿qué pasa en Perú? Vamos adelantados, Vizcarra encarna en la práctica un gobierno de transición, dio un golpe blanco al cerrar el Congreso y llamar a un referéndum. Lo siguiente, si la derecha y el centro no se unen, será la implantación de una dictadura comunista.