Hay que seguir cortando cabezas

Las voces agoreras que amenazaban con el fin de la democracia por la destitución congresal de los miembros de la Junta Nacional de Justicia han quedado nuevamente en ridículo.

Dos magistrados fueron finalmente defenestrados e inhabilitados y no ha habido “golpe de estado congresal”, ni Estados Unidos ha retirado la visa a ningún parlamentario. Los comunicados amenazantes de la CIDH y del Consejo de Derechos Humanos de la ONU han terminado en la basura; y los activistas de las ONG que vaticinaban el fin de los tiempos guardan sus lenguas como trapos inútiles.

Igual de vergonzante es lo ocurrido con los socialconfusos y militantes de la derechita cobarde con la sentencia del Tribunal Constitucional que suspende el pago de peajes en Chillón, donde se estaban conculcando los derechos humanos de millones de personas.

Y son múltiples los personajes que ahora se callan en todos los idiomas ante el triunfo que supone la restauración del Senado de la República y el derecho de reelección de los candidatos al Congreso.

En el fondo lo que está ocurriendo es que las fuerzas democráticas, a pesar del desorden que impera en el Legislativo, están avanzando como una aplanadora sobre los caviares cada vez más comprometidos en las investigaciones fiscales donde aparecen como una mafia infiltrada en el sistema judicial y del ministerio público.
Por eso hoy lo que corresponde es poner el pie en el acelerador y avanzar en las pesquisas hasta que caigan los núcleos de resistencia de la progresía. La iniciativa de auditar y poner controles a las ONG subversivas debe aprobarse de inmediato; hay que comprender en las carpetas fiscales a los tótems caviares dentro de las organizaciones criminales bajo escrutinio; se tiene que modificar de inmediato la composición del JNE, la ONPE y el Reniec; y es urgente seguir poniendo en evidencia a la red de medios y periodistas cómplices con la corrupción imperante.

En paralelo hay que acelerar el paso para que el lagarto Vizcarra pase a prisión preventiva; que se vote la ley que impida la postulación de asesinos como Antauro Humala; y que se destruya el Estado paralelo compuesto por asesores, esencialmente caviares, que desangra al Estado con 6 mil millones de soles anuales.
En los últimos días hemos avanzado en la lucha contra la progresía venal y antipatriota, pero ese enemigo es como la hidra, tiene mil cabezas y a todas hay que cortarlas de cuajo.

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