Héctor Ñaupari y el resplandor de una generación
“Un amigo es un hermano buscado”, reza la vieja máxima. Eso y más fue Héctor Ñaupari. Lo conocí en una de sus presentaciones en el legendario Taller de Poesía de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en 1999. Bastó escuchar sus primeros versos para sentir que caminaríamos juntos lo que la vida disponga.
Me incorporé al segundo momento del Movimiento Cultural Neón motivado por la convicción con la que lo atesoraba. Héctor fue el poeta con mayor conciencia generacional. Tuve el honor de publicar un adelanto de “Rosa de los vientos”, su segundo libro de poemas, el 2001; tuve el honor de publicar su primer libro de ensayos “Páginas libertarias”, el 2004; tuve el honor de organizar con él, el aniversario de Neón, el 2010; y compilar, con él, “La hoguera desencadenada”, la antología del movimiento, el 2015. Tuve el honor de publicar “Malévola tu ausencia” y “Toda rama es aire”, libro con el que lo homenajeamos en el VII FIP Primavera Poética, el 2019, y tuve el honor de publicar “Salambó”, para la biblioteca digital de Lima Lee, el 2020. Cuando escribo que Héctor es un hermano (así, en presente), es porque lo es. Generoso autor de prólogos, contratapas y presentaciones, libertario, demócrata a carta cabal, coherente, consecuente y combativo, el más coherente de los liberales; me acompañó en recitales, ferias de libros y homenajes; el último a nuestro compañero de Neón, Miguel Ildefonso en la feria del libro que organizamos, en febrero, en La Molina.
“Con Héctor empieza a dimensionarse el resplandor de una generación”. A esa conclusión llegamos con el politólogo Juan Antonio Bazán, al recordar a Carlos Oliva (+1994), Juan Vega Moreno (+1996), Miguel Ángel Guzmán (+2014), los tres miembros de Neón; Josémari Recalde (+2000), Tomás Ruiz (+2001), Rudy Pacheco (+2008), Carlos García Miranda (+2012), José Pancorvo (+2016), Gabriel Icochea (+2019), poetas, narradores y filósofos, quienes partieron prematuramente entregando a sus contemporáneos la enorme responsabilidad de escribir lo que significa sobrevivir este momento finisecular que no deja de sorprendernos. Me lo presentó Leo Zelada, luego Mesías Evangelista, Isabel Matta, Olga Saavedra y Miguel Ildefonso, acompañaron a quienes constituimos el segundo momento de grupo: José Calderón, Luis Espejo, Gerson Paredes, Ana Palacios, César Oyola, Luz Pintado y Percy Ramírez. Fue Héctor sin embargo quien nos integraba, quien estuvo pendiente por reunirnos. Él fue el responsable de que se publicaran las dos antologías de Neón: “Poemas sin límites de velocidad”, con Leo, el 2005, y “La hoguera desencadenada”, conmigo, el 2015. Ambas con versos de Carlos Oliva como título.
“Malévola tu ausencia”, fue su último libro de poesía, el título, como bien lo sugirió Cecilia Bernuy, bien puede ser lo que nos reúna, en su homenaje. Retorna en paz al padre, querido Héctor. Gracias por permitirme caminar estos 24 años contigo.
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