Inteligencia Artificial y desarrollo

La inteligencia artificial (IA) está transformando todas las áreas del quehacer humano. Si el Perú no abraza esta tecnología, pasará a ser un Haití andino, no seremos competitivos, las nuevas generaciones quedarán rezagadas y el desarrollo será lentísimo.
La actual crisis económica alemana, en parte, es resultado de su retraso en la digitalización. Una nación poderosa, industrializada y rica, que era la locomotora de la Unión Europea, no comprendió la importancia de subirse a la primera ola de la llamada cuarta revolución industrial. Está claro que, ahora, ningún país puede darse el lujo de no surfear las olas de la inteligencia artificial.
El impacto positivo de la IA va desde la medicina y la educación hasta la industria y la creatividad. Su capacidad para procesar impresionantes volúmenes de datos en segundos, optimizar procesos y proponer soluciones para acelerar el avance científico y tecnológico es impresionante.
En la medicina, ya permite diagnósticos rápidos, más precisos y tratamientos personalizados, especialmente en enfermedades raras; en la educación, facilita el aprendizaje adaptativo. Gracias al uso de la IA, la educación adaptativa ha innovado el aprendizaje al personalizar la enseñanza según el ritmo y las necesidades de cada estudiante. Mediante el análisis de datos en tiempo real, se ajustan los contenidos y ejercicios, ofreciendo una experiencia eficiente e inclusiva, optimizando el rendimiento, con seguimiento del progreso y las fortalezas de cada alumno.
En todas las industrias y negocios, la IA automatiza las funciones, mejora la eficiencia y ahorra tiempo en tareas repetitivas, como responder mails, convocar reuniones o resumir textos. La IA es el motor de una nueva era y debe llegar hasta el último caserío del Perú para promover, también, que no se pierdan conocimientos ancestrales y que la diversidad de los grupos humanos que forman el Perú exprese su creatividad, sus visiones y su capacidad de ensoñar.
En los últimos dos años, la generación de imágenes y video ha dado un salto cuántico y continúa perfeccionándose. Los avances de la IA en las herramientas cinematográficas son notables. Es el renacimiento creativo que empodera a quien se anime a contar historias sin las barreras económicas y técnicas del cine tradicional; con la IA, la imaginación es el límite.
Las herramientas son cada vez más simples, lo que permitiría, por ejemplo, que una mujer asháninka plasme sus recuerdos de niñez con su propia voz, con sus propios ritmos y mirada; o que un niño maltratado muestre cómo ve el mundo de los adultos agresivos e historias que conmuevan e inspiren un cambio.
Pese a todo, no deben olvidarse en las escuelas la música y el arte, con su positivo impacto neurológico. La neurociencia ha demostrado que la música y las artes visuales enriquecen la experiencia escolar y son fundamentales en el desarrollo del cerebro infantil y juvenil. La música y el arte son gimnasia cerebral, con beneficios probados: mejor atención y pensamiento lógico. Sumemos a esto la IA y tendremos un futuro sin burros que gobiernan y mulas que votan.

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