Intolerantes & violentas
Tengo dos lecturas sobre el embajador Óscar Maúrtua de Romaña y su papel en los últimos dos gobiernos. En principio, considero que no debió aceptar la cancillería de Pedro Castillo porque al hacerlo, legitimó a un incapaz que llegó al poder para servirse del Estado. Cuando Pedro Castillo lo convocó, ya se conocían las denuncias de la casa de Sarratea y sus sobrinos. Sin embargo, la trayectoria de Óscar Maúrtua de Romaña, que en 1967 ingresó con el primer puesto a la Academia Diplomática del Perú, ha sido intachable: secretario de la Embajada de EEUU (1970), presidente de la Asociación de Consejeros Comerciales en Washington (1976), consejero de la Embajada de Perú en Bélgica (1980), secretario general de la Presidencia de la República (1980, 1985), representante de la OEA en México, embajador en Canadá, Bolivia, Tailandia, Vietnam, Ecuador y ministro de Relaciones Exteriores, el 2005; su presencia en el gobierno de quien el 7 de diciembre pasado, perpetró el golpe de Estado que lo tiene tras las rejas, garantizaba el equilibrio con la comunidad internacional, equilibrio que se puso en riesgo con la designación de Héctor Béjar como Canciller, quien declaró que Sendero Luminoso fue un invento de la CIA.
Entonces Óscar Maúrtua de Romaña, para muchos, se arriesgó por la necesidad de devolverle al país, credibilidad. Intelectual de reconocido prestigio, autor de «El mariscal Andrés de Santa Cruz y el encuentro de dos mundos» (1992), los libros de derecho internacional: «Una visión latinoamericana del Asia Pacífico» (1999), «Perú y Ecuador. Socios en el siglo XXI» (2001), «Apuntes sobre la agenda interamericana» (2010) e «Impacto de las migraciones internacionales en el desarrollo del Perú» (2017), entre otros títulos; el 25 de enero del presente, en sus funciones como embajador, en España, fue víctima del «Colectivo Kunturcanqui», un grupito de activistas de izquierda que en el Facebook tiene apenas 159 seguidores, quienes impidieron, vociferantes y alarmistas, un acto cultural en el que participarían el poeta Pedro Favaron y la artista plástica peruana, nacida en la comunidad shipiba de Santa Clara, Ucayali, Shonon Bensho, su esposa. Irrespetuosas con Shonon Bensho, Pedro Favaron y el embajador Maúrtua de Romaña, en una muestra de la más recalcitrante intolerancia, lanzaron un sinnúmero de improperios y agresiones verbales al más puro estilo de los fanáticos de los movimientos extremistas.
Lo inadmisible, sin embargo, vino después: el gobierno de Dina Boluarte, en lugar de respaldar a su representante, como si acaso habría sido puesto contra la pared por las violentistas, retiró del cargo al ilustre Óscar Maúrtua de Romaña. Otra pésima señal de Boluarte, quien no solo da cuenta de su incoherencia y deslealtad, sino que, con su acción, envalentona y legitima a vándalos y extremistas.