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Inventar enemigos

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Fecha Publicación: 01/07/2022 - 22:58
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Todo régimen comunista necesita un ‘enemigo de mentira’, adversarios existentes solo en su narrativa. Stalin, Mao, Hitler, Fidel y Chávez no habrían podido instaurar sus dictaduras criminales si un enemigo real les hubiera enfrentado con un enérgico discurso ideológicamente rival. Ese enemigo verdadero no existió y tales sátrapas avanzaron a sangre y fuego. El enemigo de mentira es una pieza clave para los tiranos porque necesitan alguien a quien acusar para victimizarse y que les sirva para polarizar.

En su novela distópica ‘1984’ George Orwell introduce al personaje Emmanuel Goldstein, como un disidente del Partido gobernante. Goldstein forma La Hermandad para derrocar al régimen; él y sus seguidores son considerados traidores y peligrosos. Siempre siguiendo la trama de ‘1984’, Goldstein plasma sus ideas en el libro Teoría y Práctica del Colectivismo Oligárquico; ideas opositoras al Gran Hermano, es decir el ente gobernante. En ‘1984’, Goldstein es el enemigo de mentira y es usado para favorecer al Gran Hermano en actividades tan perversas como ‘los dos minutos de odio’; porque generar odio ayuda, también, a construir y sostener dictaduras.

Los comunistas filo terroristas que nos (des)gobiernan llaman ‘golpista’ a su enemigo de mentira, sabiendo que nadie trama un golpe. Esa chusma necesita crear a su propia oposición y usan a su gente para presentarla como “el pueblo” que los apoya, son esas portátiles de un par de decenas de asalariados cuyas caras aparecen tanto en Puno como en Iquitos, en minúsculos mítines o consejos de ministros descentralizados.

Para los castro-chavistas destructores del Perú, el poder depende de controlar todo y a todos, a sus seguidores y a sus adversarios. Eso lo tienen fácil en nuestro país de gente tibiecita y oxidada. Ya lo dijo el periodista Beto Ortiz con claridad, aunque a la derechita limeña no le gustó: “el gay seré yo, pero los maricones son ustedes”.
La abogada Madeleine Osterling, escribió en este diario: “Lamentable no he leído ni escuchado a ningún empresario o representante gremial declarar, con energía, que el primer paso para la restauración del país es la salida de este gobierno y la convocatoria a elecciones generales.

Aunque no les guste, tienen que levantar la voz con valentía”. Y en estas mismas páginas Luis García Miró recordó que “La otrora vocinglera Confiep hoy está silente. La antes rugiente Sociedad Nacional de Industria ahora calla. La Sociedad Nacional de Minería -representante del gremio más poderoso del país- es un espectro”.

A la oposición la paralizan diciéndole lo que quieren escuchar. De eso va el ‘pleito’ entre Cerrón y Castillo, el amigo disfrazado de adversario, una estrategia del G2, la refinada inteligencia cubana que dicta hasta la agenda de los medios con sus imparables cortinas de humo: “Silva estaría fuera del país”, “Investigarán a Castillo” y así. Y no pasa nada ni pasará. Ojalá me equivoque, pero lo dudo.

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