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JPC: Tipología de un reencuentro

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Fecha Publicación: 09/03/2019 - 21:00
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Mi generación creció con la leyenda de Javier Heraud, el poeta guerrillero asesinado en Madre de Dios. Cuando ingresé a la universidad y me enteré que uno de los finalistas del primer concurso El Poeta Joven del Perú sería mi profesor, fue como si la literatura me premiara. Con el silencio de los tímidos, dejé pasar el ciclo sin decirle nada a aquel protagonista de un proceso que en los noventa era acaso el más puntual de nuestros referentes. Yo estudiaba en Trujillo, ciudad en donde los periodistas culturales no dejaban de remitirse a La Bohemia y al grupo Trilce.

Allí leí a todos los discípulos de Teodoro Rivero Ayllón: aprendí a reconocer un primer eje cultural que no dependía de Lima. Con Eduardo González Viaña, Juan Morillo Ganoza, Jorge Díaz Herrera, Santiago Aguilar, Manlio Holguín, Gerardo Chávez, Manuel Ibáñez y Juan Paredes Carbonell, sus más representativos integrantes, entendí el poder de la creación; por eso en 1995, cuando sentí que necesitaba publicar mi primer libro, tuve el atrevimiento de solicitarle el prólogo al mayor de sus críticos: el poeta Juan Paredes Carbonell, autor de “Balada de la mujer común y los jardines” y “Meditaciones de un viejo oso caminante”, cuyo ensayo “César Vallejo, tipología del discurso poético”, era el libro de cabecera de mi grupo literario. "Hago votos para que el poeta de la inocencia de hoy, sea el poeta de la revelación de mañana", finalizaba su texto sobre mi poesía.

A los 19 publiqué mi segundo libro y nuevamente acudí a él para que  evaluara mi aprendizaje con otro prólogo. Mucho de lo que aprendí es gracias a Juan Paredes Carbonell. Por él leí a los surrealistas sin descuidar a los poetas del siglo de oro español (ambos escribimos sonetos). El último viernes, 23 años después de escuchar su primera clase, coincidimos en Piura. Qué alegría y qué honor, volver a departir con Usted, Maestro Juan Francisco Paredes Carbonell.