La corrupción sin fin

“Odebrecht pone y saca presidentes, Odebrecht es dueño del Perú, Odebrecht es dueño de Latinoamérica”, dijo en 2014 Daniel Figallo, ministro de Justicia del humalismo a Yeny Vilcatoma, entonces procuradora adjunta. La doctora Vilcatoma grabó esas palabras para la posteridad y evidentemente fue despedida. El tiempo demostró que eso era cierto y todo lo que se investigó fue peor de lo que cualquiera hubiese imaginado.

Pedro Castillo sabe que lo dicho por Figallo es cierto. Por eso jamás ha adoptado ni adoptará una postura digna ante Odebrecht ni Graña y Montero (hoy Aenza), la mayor cómplice de la brasileña en el Perú. Castillo no piensa renunciar a la presidencia y mientras sirva a los corruptos mencionados sin romper sus telarañas, seguirá protegido en Palacio. Vale recordar que Odebrecht operó con la misma impunidad en Cuba.

Odebrecht y Graña y Montero, son responsables de coimear a presidentes y funcionarios para ganar licitaciones. También de groseros sobrecostos de miles de millones de dólares, desviados al extranjero. El “gobierno del pueblo” anunció en abril que se esforzaría para destrabar el proyecto Chavimochic III, de propiedad de Odebrecht y Graña y Montero. Las empresas impusieron sus condiciones al Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) para completar la obra paralizada en 2016 y al Congreso para llegar a un acuerdo: firmar una adenda para garantizar la culminación del proyecto. Las corruptas constructoras salieron con US$ 715.4 millones de dólares.

Indigna que Odebrecht opere en Perú y pueda participar en los procesos de contratación de la Autoridad Nacional para la Reconstrucción con Cambios. El Poder Judicial había dado la razón a esa Autoridad que los excluyó de sus procesos en 2021, dada la sentencia por corrupción aplicada en el proceso de colaboración eficaz. Ahora, que todo vuelve a la sucia normalidad, la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema sale con que no se le puede impedir a las empresas del Grupo Económico Odebrecht intervenir en contrataciones con el Estado.

Tres mujeres han enfrentado de manera valiente y solitaria la inmundicia de Odebrecht y de Graña y Montero: las abogadas y ex congresistas Yeny Vilcatoma, hoy en formando el Partido Perú C+, Katherine Ampuero, penalista y Ex Procuradora Ad Hoc del caso Odebrecht, y Rosa Bartra, presidenta de la Comisión Congresal Lava Jato, cuyo completo y revelador informe final se apolilla en la Fiscalía, si acaso no lo han incinerado. Y solo un candidato, Rafael López Aliaga, ha dicho que se debe expulsar a Odebrecht. A ellas y a él deberíamos aplaudirles a diario, pero en este paisito nuestro, los decentes son vilipendiados, mientras los podridos. ¡Ay los podridos, esos son estrellas de rock! Estrecharles la mano sucia es un orgullo y representar sus intereses en directorios, un honor y un aprendizaje gratuito de robo y lavado de activos.

Veremos cuánto más sostienen a Castillo, ¿su propio pillo?

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