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La crisis permanente
La palabra del 2022 es ‘permacrisis’, fue elegida por el Collins English Dictionary porque define el padecimiento global de los últimos años. Por mucha esperanza que se tenga, el 2023 no será mejor. Para empezar, en el Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe, la CEPAL sostiene que “En un contexto de incertidumbres externas y restricciones internas […] se estima que en 2023 se profundice la desaceleración del crecimiento económico y se alcance una tasa del 1.3%”; es decir que el creceremos un tercio menos que el año que se va, o lo que es lo mismo estaremos 30% peor.
‘Permacrisis’, es algo así como crisis permanente. El término es usado desde los años setenta del siglo XX, y sus raíces se encuentran en las teorías sistémicas sobre la interconexión de todos los sistemas en tiempos de globalización. Se basa en la ‘policrisis’, concepto del sociólogo y filósofo francés Edgar Morin (nacido Edgar Nahoum, París, 1921), este sostiene que la humanidad reside en una red interconectada y compleja de sistemas y que un fallo afectará a toda la estructura. Como dicen poéticamente: “Las cosas están ligadas por lazos invisibles, tanto que no es posible arrancar un pétalo sin molestar a una estrella”.
El significado dado a ‘permacrisis’ es: “período prolongado de inestabilidad e inseguridad”. Esto incluye variedad de hechos históricos mundiales que alteran nuestro modo de vida y costumbres, como la COVID-19, la guerra ruso-ucraniana, la crisis de suministros, la recesión económica, entre otras. Todo esto ha sucedido vertiginosamente y prácticamente en simultáneo. Crisis permanentes generadoras de ansiedad, desconfianza y afectación de la salud mental y física.
Se considera que la ‘permacrisis’ arrancó con la COVID-19, pero en nuestro Perú, siempre apurado para la desgracia, podemos marcar su inicio con la llegada al poder de Pedro Pablo Kuczynski, PPK, en alianza con los comunistas y caviares, solo para cerrarle el paso a Keiko Fujimori. El resto es una triste historia.
Ahora tenemos como presidenta a Dina Boluarte quien postuló con Perú Libre, partido marxista-leninista-mariateguista, cercano a Sendero, diciéndonos que es una mujer de izquierda moderada, cuando hace apenas unos días levantó por radio Exitosa el tema de la Constituyente, que supone volver al estatismo comunista. Y ayer, mientras en el Cusco, decía que “aunque tenga los ojos claros soy igual a ustedes”, Evo Morales amenazaba invadir el sur peruano; y no hay tropas defendiendo nuestra frontera, pero sí prestas a matar a cualquier revoltoso que cuestione la presidencia de la “ojos claros”.
Difícil augurar un buen 2023 pues arrancamos con movilizaciones de provincianos hacia Lima; la aparición de una nueva versión de COVID en China, apodada “Caballo Negro” y la guerra ruso-ucraniana. 2023 nos devolvería al día 1 de la pandemia, las economías serán golpeadas y aquí, en Guatepeor, habrán revueltas sociales que pueden llevarnos a extremos insospechados.
Celebremos bonito esta noche, porque ¡ay la que se nos viene!