La crisis y una probable segunda desde la plaza Bolívar

“Sabes mejor que nadie que me fallaste… sabes a ciencia cierta que me engañaste … Lleno estoy de razones pa’ despreciarte … Échame a mi la culpa de lo que pase… cúbrete la espalda con mi dolor”. Estas palabras las tomé de la canción “Échame la Culpa” interpretada por el cantante Luis Miguel que me vinieron a la mente cuando escuchaba el lamentable mensaje a la nación del presidente Castillo, para justificar la designación de su último gabinete y explicar la crisis política que atravesamos.

Digo lamentable porque para él “todos tienen la culpa menos él” y ello para mí tiene dos explicaciones; la primera que es “muy conchudo” o la segunda “que no se da cuenta donde está parado” transluciendo su falta de capacidad para gobernar y quizás otras anomalías.

El tener cuatro gabinetes ministeriales en menos de siete meses de gobierno reflejan las deficiencias políticas siquiera para “armar un equipo de trabajo” el que debe contar con personas que cumplan los perfiles académicos, experiencia y solidez moral para ejercer un cargo y que debe tener, además, aceptación de la ciudadanía.

Sin embargo, mientras pase el tiempo el Congreso podría entrar a la ecuación de culpabilidad, ya que aún no definen el camino para solucionar la crisis política que debería terminar con la salida del inquilino de la casa de Pizarro.

Es evidente que al Gobierno le favorecería el cierre del Parlamento, y ello sería posible sólo con la negación de confianza del Congreso a la política general de gobierno que expondría el presidente del Consejo de Ministros; hasta el momento el Congreso le ha otorgado confianza y muchos interpretan que lo hacen para que no lo cierren y no como dicen, para darle gobernabilidad al Gobierno, pero ¿podrán mantener esa conducta por los cuatro años y medio que aún faltan?

El problema de este “juego político” tendría también dos alternativas; o el Congreso le sigue otorgando confianza a los gabinetes para que no lo cierren y mantengan su “chamba“ o el Congreso presenta la vacancia presidencial y le da la oportunidad a la vicepresidenta de conducir el país.

Esto último ya ha sido desestimado por la lideresa de Fuerza Popular, lo que significaría que existan elecciones complementarias para elegir un nuevo gobierno, pero ¿cuál sería la actitud del Congreso que tiene un alto grado de desaprobación? ¿Si se queda, habrá una nueva crisis? Lo dejo aquí.

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