La culpa no solo es de Castillo

No puede culparse solo al régimen de Castillo por el precario estado de las cosas. Aunque el Perú se desmorona por la incompetencia de su gobierno, debemos incluir la herencia de sus despreciables y corruptos predecesores: Humala, PPK, Vizcarra y Sagasti. Humala dejó que el castro-chavismo invadiera el Perú y Kuczynski favoreció que Odebrecht se cargue el Perú, amén de encumbrar a los caviares durante su gestión.

La economía está estancada, en gran medida, por el mal manejo de la pandemia de Martín Vizcarra, quien decidió que no podía optarse por la salud y la economía a la vez y eligió el larguísimo e innecesario encierro, los toques de queda, la prohibición de vehículos particulares los domingos y un largo etcétera de estupideces. Esto terminó con la economía nacional más hundida que tras la guerra con Chile.

El “maldito fiú fiú” gestó un desastre sanitario y económico sin precedentes: más 200 mil muertos; 2.3 millones de empleos perdidos; 3 millones de nuevos pobres; 700 mil compatriotas caídos en pobreza extrema y un PBI que decreció 18%. Vizcarra es responsable del peor manejo de la pandemia del planeta, con más fallecidos por millón y las mayores pérdidas económicas, sin contar los numerosos indicios y denuncias de corrupción durante su gobierno, incluido el infame ‘vacuna-gate’. No olvidar: se vacunó a espaldas de la población. Por menos hay gente pudriéndose tras las rejas, pero este se alucina presidenciable.

Luego de Vizcarra, entró por la puerta falsa el muy inútil ciudadano costarricense representante del partido ‘Morado’, Francisco Sagasti, quien atesora los autógrafos de dos de los terroristas del MRTA que asaltaron la embajada de Japón. Un caviar con pinceladas muy rojas que endeudó al Perú por cien años. Este ilustre escupitajo del Instituto Tavistock es experto en movilización de masas y, vaya casualidad, mientras estuvo a cargo de la presidencia estallaron uno tras otro los conflictos sociales latentes. Sagasti, además, destruyó varias herramientas para la reconstrucción de la economía nacional.

Aprovechando un violento paro agrario impulsó la derogatoria de la Ley de Promoción Agraria. La llamada Ley Chlimper había convertido al Perú en un emporio agroexportador, superando a Chile, pero el ‘morado’ acusó a las empresas de someter a los trabajadores a “situaciones injustas e insostenibles”. En Cusco, Ayacucho y otros puntos del país se dieron protestas por quítame estas pajas. Y bajo su gestión cerró tres minas irregularmente. Este chaclacayano fue el que empezó con eso de “ricos versus pobres”, cuando impidió que los privados inviertan en vacunas para sus trabajadores y el entorno de estos, bajo el argumento “no queremos que se vacunen los que tienen plata”, cuando la propuesta era que los de “plata” apuraran la vacuna para todos.

Debemos recordar esto aunque consideremos que Pedro Castillo no es el presidente que requiere ni merece el Perú porque los otros tampoco lo fueron. Este al menos está extinguiendo a la tóxica república caviar, el asunto es que de paso no arrase con la república peruana.

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