La cumbre de APEC debe funcionar perfectamente

En noviembre de 2008, contribuí, a órdenes del vicealmirante Luis Giampietri, a la organización de la vigésima reunión anual del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). El trabajo fue extenuante, pero absolutamente exitoso, sobre todo en el plano de la seguridad para los líderes de las economías más poderosas del mundo. El éxito también coronó los esfuerzos de quienes estuvieron a cargo de APEC 2016 en Lima. Ahora estamos en la obligación de que la cumbre que se realizará entre los días 15 y 16 de noviembre sea absolutamente positiva.
Involucrarse en los trabajos preparatorios es como meterse en el cuerpo de un monstruo de mil cabezas. Todo tiene que estar previsto, ordenado y solucionado para que no falle ni el más mínimo detalle.
En las reuniones preparatorias, el trabajo de la Cancillería y los organismos de apoyo que esta convoca funciona como un reloj de precisión suiza. Hay alrededor de 200 sesiones previas a la llegada de los líderes.
Logísticamente, ahora se cuenta con una torre multifuncional especialmente prevista para reuniones macro; en 2008, en cambio, tuvimos que acondicionar las instalaciones de la Comandancia General del Ejército para acoger a las delegaciones. Hasta hubo que preparar un oratorio especial para los delegados musulmanes. Hoy hay más recursos, y los equipos peruanos están trabajando con gran eficiencia.
En lo que corresponde a la seguridad, el reto de hace dieciséis años fue enorme, y hoy es incluso mayor. Tener en una misma reunión a Xi Jinping, Joe Biden y al representante de Putin (entre otros 21 jefes de Estado) implica un despliegue preventivo enorme: hay que considerar desde disturbios ciudadanos hasta la no muy remota posibilidad de magnicidios y ataques químicos y nucleares. Nuestra policía y militares tienen capacidad para lo básico; pero se justifica la autorización de la entrada de milicias armadas extranjeras para seguridad de un nivel impensable con nuestros recursos. En 2008 se posicionó un portaaviones frente a Miraflores para cualquier eventualidad del presidente Bush.
En fin, lo que se viene es grandioso y debe ejecutarse con perfección, incluyendo la inauguración del megapuerto de Chancay. Por eso, quienes arteramente amenazan a la cumbre de APEC, esbirros de Antauro y Vizcarra, así como extremistas de izquierda, deben ser declarados traidores a la patria y tendrían que ser detenidos preventivamente. El interés permanente del Perú debe estar por encima de la miseria de un puñado de subversivos comunistas.

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