¡La democracia boba!

Un sinnúmero de congresistas y analistas políticos, con voz engolada y postura firme, algunos ensayando elevados emocionados principistas argumentos defensores de la democracia, del derecho a la participación representativa; mientras que otros, más campechanos, en base a envalentonadas elocuentes frases pechadoras como que, “las elecciones se ganan en la cancha”, defienden los cambios formulados por la congresista Moyano al dictamen que proponía modificar la Constitución impidiendo postular a cargos de elección popular, ni ejercer la función pública, mediante cargos de confianza, a las personas con sentencia condenatoria emitida en primera instancia, en calidad de instigadoras, cómplices u autoras por delito doloso, con una restricción de 10 años aunque hayan sido rehabilitados.

Queridos sufridos hermanos peruanos, no he encontrado columna periodística, ni escuchado a periodista que evidencie, con prístina claridad, lo que Fuerza Popular en contubernio con Perú Libre y otros han hecho; pues bien, yo lo haré. Fíjense, que el asunto es simple.

De haberse aprobado el proyecto de ley, tal como llegó al Pleno del Congreso, se hubiese impedido que postulen e ingresen a la gestión pública terroristas, narcotraficantes, violadores, condenados por colusión, peculado, corrupción de funcionarios, homicidio, trata de personas, secuestro, contra la seguridad nacional y traición a la patria, contra los poderes del Estado y el orden constitucional; sin embargo, la democrática congresista Moyano, de mutuo propio, obviamente no porque se lo ordenara el Samuray Corrupto ni la Sra. K, de un sablazo extirpó de la lista todo delito habido y por haber, planteando más bien que, sólo los sentenciados por los delitos de terrorismo, tráfico ilícito de drogas, rebelión, sedición y motín no postulen ni ejerzan la función pública.

Entonces, lo ocurrido no es otra cosa que la escenificación de un adefesio guion para una obra de teatro chicha, escenificada por congresistas cumbiamberos, chacaloneros, artistas vernaculares y danzantes de tijera de plazas coneras, para permitir la postulación al cargo público a lo peor del Perú, a través de los partidos políticos presentes en el actual Congreso. Efectivamente, el odiador de terroristas Bermejo, con tono achoradazo y burlón nos dice que “la elección se debe ganar en la cancha”; la “congresiste” Paredes sostiene que, con la propuesta de Moyano se pretende evitar que los adversarios de la derecha postulen; el pacifista Quito, compungido casi hasta las lágrimas, ante la pobrísima aprobación de la opinión pública, nos dice… “No podemos hacer estos cambios con un 5%, no podemos aprobar normas constitucionales”

Quijotes, concuerdo con el congresista Muñante, “la democracia no debe ser boba”; es más, “debe ser inteligente, firme y achorada”. Entonces, este luchador Quijote propone a la ciudadanía ir contra los malvados corruptos molinos de vientos congresales, atacándolos democráticamente, clavándoles la lanza de la indiferencia electoral el 2026.

En la elección general de 2026, para presidente, senadores, diputados y parlamentarios andinos, votemos por candidatos sin prontuario delictivo de los nuevos partidos y de los reinscritos que postulen a los mejores ciudadanos de cada rincón del Perú.

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