La Dina y el Evo
Juliaca quedó a merced del terrorismo, como en los peores momentos de la década de los años ochenta. Los sediciosos tomaron el aeropuerto e incendiaron una tanqueta de la Policía. La barbarie ha escalado en todos los puntos del sur peruano donde el pedófilo altiplánico Evo Morales tiene influencia. El cocalero expresidente de Bolivia y recadero de Cuba pretende descuartizar al Perú, partirlo en dos, crear su Runasur, y a Dina Boluarte, eso no parece preocuparle. Morales pretende crear la república independiente del sur que integraría Puno, Cusco, Arequipa y Apurímac (como si el Perú no fuera uno e indivisible), sumadas las poblaciones aymaras bolivianas y mapuches de Chile y Argentina.
La simpatía de Boluarte por el comunista cocalero que pretende partir al Perú tiene antecedentes. En diciembre de 2021, el régimen de Pedro Castillo, con Boluarte como vicepresidenta, consideró que la reunión de Runasur, en Cusco, no suponía una amenaza para la soberanía, la seguridad ni la independencia de nuestro país. Esa fue la posición del Ministerio de Relaciones Exteriores, contraria a la de reconocidos y expertos diplomáticos.
El 9 de diciembre, dos días después de la vacancia de Castillo, el boliviano tuiteó: “Hacemos votos para que el pedido de unidad y desarme espiritual de la hermana presidenta Dina Boluarte sea acompañado con acciones que permitan recuperar la estabilidad política y continuidad democrática en beneficio del hermano pueblo peruano”.
Evo entra y sale de nuestro país a su antojo; sus operadores políticos organizan reuniones contra el sistema de libre mercado, por la Constituyente; la guerra por el gas y el agua; y la libertad de Castillo; es decir contra la tranquilidad y el respeto a la legislación nacional. En una situación tan compleja por la intromisión de agitadores extranjeros, se esperaría que la presidenta hubiese ordenado el cierre de la frontera con Bolivia y el despliegue de las Fuerzas Armadas para proteger la integridad territorial de nuestro Perú, pero no. El miércoles Boluarte dijo, como gran cosa, que evalúa con migraciones cómo debe reaccionar su gobierno con la presencia de Morales; también rechazó su intromisión en nuestra política interna. Allá los que le creen.
Evo, con su proyecto Runasur, es uno de los grandes enemigos del Perú, pero Boluarte no parece dispuesta a defender nuestra soberanía. Y para muestra un botón: en una entrevista con PBO, la “presidenta” lo exhortó a dedicarse a ejercer su liderazgo en Bolivia, demostrando así las relajadas relaciones de esta pareja. ¿Quién en su sano juicio actuaría tan suave y empáticamente con un individuo cuyo proyecto es llevarse la mitad del Perú?
Como bien escribió ayer el internacionalista Luis Gonzales Posada: “las instituciones del Estado constitucional de Derecho están siendo atacadas no sólo por vándalos y subversivos […] sino también, en el frente externo, por gobernantes y políticos extremistas que integran el bloque del socialismo del siglo XXI”.
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